Guillermo O. Sierra

Yo, que soy un hombre de esperanzas y de sueños, he venido sintiendo en los últimos días una sensación agridulce con lo que está pasando en este país, en esta región, en este departamento, en esta ciudad, en este vecindario. Veo un claroscuro de acciones cotidianas a través de las cuales muchos ciudadanos se sienten engañados, solos, perdidos, timados, agraviados, humillados, insultados, menospreciados. Los miro y se me revuelca el corazón, y todo me da vueltas.
Y me pregunto qué sucede con las emociones de las personas. No me cabe duda que las emociones tienen una alta relevancia en la construcción y consolidación de las instituciones, incluyendo en éstas a la democracia. Por supuesto este sentimiento es contrario a las interpretaciones positivistas a partir de las cuales lo único válido en una sociedad -incluyendo la académica- es la normatividad expresa en los textos; no existe, en consecuencia, ningún tipo de subjetividad cuando se aplica la ley.
De nuevo me pregunto qué pasa, por ejemplo, con la compasión. Si un juez no mantiene presente este sentimiento en un Estado Social de Derecho, éste terminaría por derrumbarse. Lo mismo sucedería en cualquier organización, por pequeña que fuera. A los seres humanos nos unen más que los conocimientos y este vasto mundo intelectual, catapultado por el exceso de información que vivimos (o sufrimos), los sentimientos. Alguna vez le oí decir a alguien que nos unimos mucho a los otros cuando nos reímos juntos, pero quizás lo hacemos más cuando lloramos. Por eso, me parece que la compasión tiene que ser un elemento fundante de las relaciones entre los seres humanos, sobre todo, con aquellos que son más vulnerables.
Debe existir en toda sociedad la compasión y en el respeto por las personas, en el sentido en que es necesario y vital comprender las diversas posturas y maneras de entender la vida respecto de lo que es bueno y valioso, de lo que es relevante y superfluo para los demás y para uno mismo. Justicia es quizás la palabra más afortunada para este comportamiento. ¿Cómo actuar en justicia hasta en los actos más micro? Para decirlo con otras palabras: ¿cómo ser razonable en la sociedad?, ¿cómo actuar razonablemente, sobre todo en una sociedad en donde a pesar de lo interconectados que podamos estar, la característica fundamental es un gigantesco accionar de irracionalidad? Al parecer se teje algo que, si la memoria no me falla fue William Ospina quien denominó en algún momento "la telaraña de lo infausto". Cruel y muy triste es ver cómo se le pierden en el horizonte a las personas sus esperanzas y sueños de tener un mundo mejor, su propio mundo.
Por eso creo que debemos apostarle a la razonabilidad, entendida como una virtud básica y fundamental para que nosotros los ciudadanos, que pertenecemos a sociedades plurales y diversas, podamos convivir en un espacio en donde la lealtad, la solidaridad, la hospitalidad, la libertad de expresión, la amistad, la honestidad moral e intelectual, la confianza, la inclusión, la equidad… sean el pan de cada día.
Ser razonable es mostrar un juicio sano, justo, equitativo en todos los asuntos de la vida humana. Ser razonables es una condición que nos permite poder escuchar a los otros -no tomar decisiones por ellos-; me parece que es reconocer que solo de manera conjunta es posible llegar a acuerdos y entendimientos. Un discurso y un actuar razonables es determinar los límites de los deberes, pero también de los derechos.
Aspiro que la construcción de una sociedad más razonable me ayude a quitarme esta sensación agridulce que tengo. A veces pienso que el poeta Jorge Robledo Ortiz tenía razón cuando cantaba Siquiera se murieron los abuelos, / Sin ver como se mellan los perfiles. / Siquiera se murieron los abuelos, / Sin ver los cascos sobre los jazmines. / Siquiera se murieron los abuelos, Sin sospechar el vergonzoso eclipse.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015