Elizabeth Ortiz Palacio


Se acerca la época de vacaciones, y con las festividades llegan las alteraciones de la alimentación. Es una época de compras y muchos eventos donde se encontrará bastante comida. La cantidad de veces que se come al día y el efecto de esa frecuencia sobre el metabolismo despierta gran interés tanto en el consumidor, que busca alimentarse bien y controlar su peso corporal, como a la comunidad científica, que estudia esta relación desde hace años.
Los estudios que analizan la relación entre el número de comidas y los efectos sobre el metabolismo lanzan un mensaje muy claro: es aconsejable evitar atracones (pasar varias horas sin comer) y distribuir la alimentación en varios momentos, entre 5 y 6. Al parecer, cuanto mayor es el número de ingestas, mayor es la termogénesis alimentaria. Esto quiere decir que el gasto calórico que realiza nuestro organismo en la digestión, absorción y asimilación de los nutrientes contenidos en los alimentos es mayor. Cuando se tienen varias comidas al día se distribuyen mejor los carbohidratos.
La literatura científica relacionada con nutrición incluye estudios que concluyen que comer a menudo (siempre que sean alimentos saludables) puede ejercer mejoras en los lípidos sanguíneos (colesterol total y LDL o colesterol malo) así como en el perfil glicémico.
Siempre surge la inquietud de si el ayunar adelgaza. Es obvio que al abstenerse de comer no se puede engordar. Si no se consume nada no se pueden ganar kilos. Sin embargo, después de un largo rato sin comer, se tiende a una ingesta más generosa.
Según estudios, el ayuno se asocia a una tendencia a escoger alimentos más calóricos en la siguiente comida. Debido a que en estas situaciones se activan los sistemas de recompensa del cerebro. Los pequeños y frecuentes ayunos se asocian a una activación de los mecanismos de almacenamiento de grasa. Una explicación probable de ello está en el tipo de vida de nuestros ancestros de la prehistoria, poseedores de los denominados"genes ahorradores de energía". Estos genes les permitían sobrevivir muchas horas sin comer gracias a las reservas que habían almacenado en el cuerpo. Esto le ocurre a las personas que echan mano de las "dietas extremas" encontradas en revistas, que suspenden algún macronutriente, grasa, carbohidratos o proteínas. Son dietas no individualizadas a sus necesidades ni preferencias.
Por esto, más allá de cuantas veces se come, lo más importante es no ingerir por encima de nuestro apetito y sobre todo, reducir al máximo el consumo, entre horas y en las comidas principales, de alimentos ricos en azúcar, sal y grasas saturadas, bebidas azucaradas, aperitivos salados tipo chips, helados, carnes grasas, entre otros.
A continuación se proponen algunas opciones para los momentos entre comidas:
-Una porción de fruta
-Un puñado de frutos secos, en lo posible sin sal
-Un puñado de frutas deshidratadas
-Un yogurt, ojalá natural
-Galletas, palitos y otros con control de carbohidratos y azúcar
-Barras de cereal
Recuerde siempre individualizar lo que come.
*Nutricionista Dietista Clinica
Universidad Nacional de Colombia
Educadora acreditada en Diabetes
saludablearas@yahoo.com.co
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