Del tema poco se ha hablado. Los únicos que han puesto el problema en la palestra pública han sido los medios opositores de la administración de Barack Obama y aquellos que cuestionan en su línea editorial las políticas internas y externas de Estados Unidos.

RT o Russia Today, medio oficial de información y comunicación ruso, se encargó la semana anterior de publicar una historia que para los colombianos es singularmente familiar y vergonzosa en demasía. Un reportero de la cadena FOX News y algunos periodistas de la agencia AP vieron sus comunicaciones personales interceptadas por el FBI. Todavía fue más grave cuando se reveló que las acciones se registraron con el consentimiento del Fiscal General de los Estados Unidos, Eric Holder.

Aunque Barack Obama defendió el papel de la prensa (que además está protegido en la Primera Enmienda de la Carta de Derechos de EE.UU.) pidió al mismo Eric Holder revisar quiénes ordenaron las “chuzadas” al reportero de FOX News y también el fisgoneo, por más de dos meses, de los registros telefónicos de periodistas y editores de AP.

A pesar de la claridad de la situación, hay una trampa en la que no se puede caer expeditamente: el juzgamiento de la situación como una orden administrativa de gobierno, puesto que el máximo interés de rumores acrecentados luego de estos casos de espionaje es desestabilizar el gobierno de Obama.

No obstante, lo paradójico de la situación es que sea el mismo Eric Holder quien se encargue de que las investigaciones prosigan en este caso de acecho a la prensa, es decir; que se investigue a sí. Holder, altamente criticado por varios grupos de medios conservadores, se encuentra ahora con uno de los escollos más grandes de su carrera administrativa y política. La carta que tiene el FBI y el Fiscal General de EE.UU. es que bajo la relativamente nueva Ley de Protección de Privacidad podrían acceder a datos exclusivos de la prensa.

El conflicto jurídico existente en este caso es disminuido por algunos temas catalizadores de polémica como los señalamientos hechos por el mismo Holder en contra de James Rosen, el reportero de FOX News, sindicado de tener información privilegiada del gobierno de Corea del Norte, algo que no ha sido examinado ni siquiera en las etapas más preliminares de la investigación.

Pero más allá de las formas y los motivos, lo más preocupante del desarrollo de la situación es el debilitamiento de la protección de la prensa en EE.UU.; país que se ha encargado propagandística y políticamente de defender el ejercicio libre de la información a pesar de las infranqueables barreras ideológicas que hace más de 200 años dividen esa nación.

¿Qué papel debe llevar en este caso Barack Obama? ¿Cómo debe defender el oficio de los periodistas que hacen su trabajo investigativo a pesar de rumores y versiones políticas que los involucran con atañas indebidas al prototípico pensar estadounidense?

La situación se puede complicar aún más si la cifra de reporteros espiados aumenta sin importar la política editorial del medio para el que laboren. Este caso es un campanazo de alerta, siguiendo los casos de varios países de la región donde todavía se vulneran los derechos y las garantías de reporteros y periodistas.

En múltiples oportunidades son notorias las incongruencias que existen entre la filosofía del Derecho y la periodística, debido a que las vocaciones procesales son inmensamente diferentes. Es imposible juntar los juicios y las opiniones en estos casos, pero sí es claro que la prensa debe gozar de una protección que le permita seguir forjando su papel de veedor de las acciones que desde la administración pública se manifiestan tímidamente.

Bien lo aseguró Francisco Zarco, "La prensa no sólo es el arma más poderosa contra la tiranía y el despotismo, sino el instrumento más eficaz y más atractivo del progreso y de la civilización." Dicen que las comparaciones son detestables, pero hay casos en los cuales la ponderación es el primer acto de sinceridad para el desarrollo.