Héctor Palau


Héctor Palau
LA PATRIA | Bogotá
Con los Juegos Mundiales Cali 2013, el país se está apuntando, sin ninguna duda, todo un éxito.
Desde los Panamericanos en 1.971, ni en la sultana del Valle, ni en el país se realizaba un certamen multidisciplinario de tal magnitud, incluso este es el mayor de toda la historia en Colombia: son más de 100 países y 3.500 deportistas. Es el mundo reunido en Cali.
De todo esto se habló por parte de los gestores de esta “locura”, Pascual Guerrero y José Luis Echeverri, pero en su momento eso fue una locura a la cual pocos le dimos la bienvenida. Por fortuna, estos locos acompañados de otros representantes del gobierno y un reducido sector de la dirigencia deportiva siguieron adelante y hoy entonces vivimos la gran fiesta.
No era ni una fantasía, ni un estorbo ni mucho menos un engaño, como algunos llegaron a calificar lo que hoy intensamente se vive en Cali.
Por algo naciones como Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Japón, Polonia y hasta la China han llevado este certamen a sus escenarios.
Cali le está cumpliendo al país y el país al mundo. Esta cita refleja sin duda los avances deportivos y organizativos de la nación, nos sigue posicionando internacionalmente, así se cometan errores como el de la elaboración de las medallas que, no se puede desconocer, es delicado en este tipo de organizaciones, pero tampoco pone en crisis la organización.
En Cali se revive el sentido de pertenencia, el civismo, los escenarios llenos, se crece en cultura deportiva y queda la lección de que el deporte no tiene apellido, solo nombre propio. Deporte: sinónimo de integralidad, amistad, confraternidad y exigencia del ser humano por lograr lo mejor de su desarrollo personal sin afectar a los demás. No importa si es olímpico o no, es deporte.
Cali es mundial, que viva Cali, pero que vivan nuestros deportistas que logran ya superar los resultados de otras confrontaciones similares.
Los karatecas, el manizaleño Andrés Felipe Rendón y los antioqueños Guillermo Ramírez y Lina Marcela Gómez, bañados en oro; los bailarines vallecaucanos Jéfferson Benjumea y Adriana Ávila con el mismo metal. Claro, sin excluir a Ana María Escandón, Cristina Amaya o el relevo 4 por 100 de subacuáticas con Fernández y Romero a la cabeza, entre otros, el equipo nacional espera llegar a las 20 medallas y seguro que se logrará cuando entren deportes como patinaje, bolos, levantamiento de potencia y bolos.
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