Alejandro Samper


No sé si les pasó a ustedes, pero leí ayer La Trampa, separata de Día de Inocentes de este periódico, y más que hacerme reír, me entristeció. Me indignó. Me dio rabia. No hablo de la foto del actual embajador de Colombia en el Vaticano, Germán Cardona Gutiérrez, usando pantalones rojos y parado sobre unas sillas durante el pasado concierto de la Feria. No. Me enojaron las frases de los personajes allí presentados, las peleas cazadas y a quienes premiaron por su ineptitud.
¿Acaso no es absurdo que el presidente de Autopistas del Café, Guillermo Velásquez, diga que nunca se va a terminar la doble calzada Manizales-Pereira-Armenia, porque es "una obra dinámica"? La visión y argumentos de Velásquez son mediocres, sobre todo a la velocidad a la que se desarrolla el mundo. Dadas las necesidades del TLC para transporte de carga, esta vía pronto será obsoleta.
Recorrer la inconclusa doble calzada de principio a fin -unos 100 kilómetros- se tarda unas tres horas. Recorrer los 2 mil 298 kilómetros que separan a Pekín de Cantón en el recién inaugurado tren bala chino, se hace en 8 horas, con paradas en algunas estaciones. Esto es atravesar Colombia de cabo a rabo (entre Leticia y Punta Gallinas hay unos mil 850 kilómetros lineales) e incluso alcanza y sobra para extender la línea hasta San Andrés. Esta obra se comenzó a construir en 2009 y en el 2015 tendrá unos mil kilómetros más. Y Velásquez habla de "dinamismo". Caradura.
Increíble, también, que no haya alguien que maneje un call center en Manizales, y que el único sea José Manuel Cardona, gerente de People Contact. Que al Concejo de la ciudad se le permita sesionar a medianoche. Que a Isagén no la sancionen a pesar de haber secado 22 quebradas y poner en riesgo la existencia de especies como la rana Pristimantis viejas y la salamandra Bolitoglossa lozanoi, por la construcción de un túnel que busca ampliar el Embalse de Amaní (entre Samaná y Norcasia). Que los secretarios de Gobierno sigan contratando "a dedo". Que el Transporte Integrado de Manizales siga sin funcionar, a pesar de los millones de pesos que se le invirtieron. Que siendo Aerocafé un proyecto al que le han invertido $200 mil millones, quieran dejarlo botado, en vez de sacarlo adelante... No son inocentadas, es que quienes deben sacar adelante a este departamento salieron sinvergüenzas, tramposos y ladrones.
Pero como diría María del Pilar Joves, exgerente de la Industria Licorera de Caldas, ellos no se enredan con esas "pinches" cosas. Aquí todos estos gatos caen parados. Ella, por ejemplo, a pesar de haber aceptado que sacó provecho de un bien público al usar las millas de la empresa para viajes familiares ("falta grave a título de dolo", según la Procuraduría que la está investigando), ahora es secretaria General de la Gobernación. Seguramente en el Palacio Amarillo ella es la encargada de organizar los paseos de fin de año.
Dirán que no todo es tan malo, pero en mi caso, esta clase de situaciones me han llevado a la anhedonia. Según Wikipedia, "es la incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades. Se considera una falta de reactividad a los estímulos habitualmente placenteros". He intentado buscar ayuda y fui al psiquiatra que, tras escucharme, me mandó unas pastillas. Tuve que dejar el tratamiento por el alto costo de las consultas y la medicina. Seguramente me confundió con Fernando Montoya Salazar, exgerente del Patrimonio Autónomo, que se ganaba $16 millones mensuales, y que dijo estar en tratamiento psicológico por "un cuadro grave de ansiedad y estrés debido al acoso laboral y la presión indebida ejercida por el alcalde Jorge Eduardo Rojas y la gerente de Infimanizales, Luz Estela Cardona". Te entiendo, Fernando, yo también me siento acosado por el Alcalde, que ahora le ha dado por investigar las finanzas de los ciudadanos y ya le ha embargado el sueldo a muchos.
Ayer me pareció ver al exgobernador Mario Aristizábal -hoy destituido e inhabilitado para ejercer cargos públicos por 13 años- pasar por la Avenida Santander. Alguien lo saludó. ¡Lo saludaron! ¿Acaso no existe la sanción moral de la gente? "Ahí va el doctor", dijo quien le voleó la mano desde un andén. ¿Doctor? Hasta llamar a las cosas por su nombre se nos ha olvidado y entramos en dialécticas cantinflescas como la de la actriz y modelo Sandra Muñoz, que dice no ser prepago, "pero eso sí, todas tienen su precio".
Ricardo Silva Romero, en su columna Inocentes (El Tiempo, 28 de diciembre), escribió que "vivir es ir detrás de cierto consuelo". Al parecer el único consuelo que encontramos por estos días ante semejantes situaciones es ponerles un poco de color, como hizo La Trampa, e intentar reírnos -como inocentes o bobos- de estas desgracias.
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