Alejandro Samper


Como trinó alguien en Twitter: "en la Cumbre de las Américas solo falta que Jorge Alfredo Vargas salga presentando desde una piscina y en vestido de baño". La VI Cumbre, que debería ser un evento serio, donde se discuten temas trascendentales para la región, se ha visto opacado por la frivolidad que ha rodeado esta reunión de presidentes y mandatarios americanos.
Se ha hablado de las guayaberas que van a usar los mandatarios, del número de habitaciones que reservó la delegación estadounidense, de si los presidentes vendrán o no con sus esposas, del partido de fútbol que quiere jugar el boliviano Evo Morales con el ‘Tino’ Asprilla y el ‘Chicho’ Serna, del barco que trajo CNN para transmitir desde allí, del burrito ‘Demo’ que unos turbaqueños le quieren regalar al presidente estadounidense Barack Obama... ¿y de los temas qué?
Los temas están ahí, y son temas serios. De mucho impacto para nosotros. Por ejemplo, ayer Juan Manuel Santos sancionó tres proyectos de Ley que dan vía libre a la implementación del TLC, y nueve representantes a la Cámara le solicitan a Obama que no certifique laboralmente a Colombia hasta que se garantice que se cumplirán todos los acuerdos bilaterales y las recomendaciones que hace la Organización Internacional del Trabajo (OIT). También se ha hablado de la inequidad social, laboral y salarial en Latinoamérica. Pero la llegada de Shakira parece que opacó todo lo anterior. Menos mal no vino Sofía Vergara, que está mejor que la cantante.
Que Chávez todavía no sabe si viene en su avión ambulancia, que Cuba tenía que ser invitada, que hablar de las Malvinas... en últimas terminan siendo conversaciones que dejarán un par de anécdotas. Tal vez lo más relevante que podrían discutir es la legalización de las drogas (algo está más en la agenda de los medios -como lo indica el blog Periodismo en las Américas, de la Universidad de Texas-, que en la de los mandatarios). Puede que el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, tenga la intención de plantear el tema; puede que Juan Manuel Santos se lance al ruedo y el presidente mexicano lo secunde, pero si el líder del mayor consumidor de cocaína del planeta -los Estados Unidos (según informó la ONU el año pasado)- de entrada dice que "no va a legalizar ni a despenalizar las drogas", todo lo que se diga o registre en un librito firmado por todos no pasará de ser un saludo a la bandera.
Pero mientras el grueso de la población está pendiente de ver a los presidentes bailando cumbia y demás trivialidades simpáticas que ocurren en estos eventos, quienes de verdad mandan en el continente -desde Alaska hasta Tierra de Fuego- también están reunidos. Los verdaderos duros de la Cumbre de las Américas son los 700 empresarios que están allí discutiendo los negocios que impulsarán o hundirán economías.
Ellos son los que colapsaron los aeropuertos de la Costa Atlántica con sus jets privados y helicópteros; no los presidentes que, como dijo la Canciller, algunos de ellos tuvieron que compartir un vuelo charter desde Miami para garantizar su llegada. Según el presidente de la ANDI, Luis Carlos Villegas, ayer se reunió la tercera parte del Producto Interno Bruto mundial entre mandatarios e industriales, o sea que 1 de cada 3 dólares que circulan en este planeta pertenece o es producido por ellos.
Y todo esto en Cartagena, una ciudad que de acuerdo con la organización Codhes (que trabaja por los desplazados), tiene 490.000 personas que vive en extrema pobreza. O sea, menos de un dólar al día. Lo triste es que muchos de ellos están más pendientes de regalarle un pollino a Obama que en exigir equidad. Burros.
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