Óscar Dominguez


Medio país anda ansioso de aportar sus luces al proceso de paz con las Farc. Mujeres, indígenas, internacionalistas, pazólogos, dietistas, curas, jugadores de tute, la logia de jugadores de póquer…, todos esperan invitación a La Habana y a Oslo.
También zurdos como el presidente Santos, derechos línea Uribe Vélez. Los ateos línea Chicó están representados en Humberto de la Calle, hombre fuerte de Manzanares, Caldas, exnadaista vergonzante, poeta de versos cojos, prosista consagrado, certero columnista, abogado toreado en toda clase de incisos, golfista precario, jefe de los negociadores.
Pediré cuota en la mesa en nombre de los protagonistas del "dolce far niente" como dicen los italianos. Alguien le tiene que enseñar a la "Lafar" cómo invertir el tiempo encontrado cuando conviertan los cacofónicos fusiles en pacíficas escopetarras.
Pondré mi granito en nombre de los pensionados. Los de esta cofradía somos como los gatos: nos despertamos y se nos agota la agenda. Tenemos, pues, tiempo de sobra para regalar.
Los negociadores de "lafar" saben acariciar un fusil, manipular, crear horror con las armas, pero son incapaces de descifrar el lenguaje del semáforo. Atraviesan una calle a lo Alejandro Obregón: pasan primero y luego miran si vienen carros. Ignoran cómo mirar los "cuartos traseros" de una apetitosa transeúnte de esas que alborotan la bilirrubina sexual.
Hay que asesorarlos en la escogencia de nueva dieta porque vienen con el buche vuelto hilachas de tanto comer micos, serpientes, perros. O algún gato extraviado.
Para garantizar una feliz labor me asesoraré de los creadores del día mundial de la pereza en Itagüí, Antioquia. Ellos han propuesto que la ociolatría se estudie en la universidad. "Lafar" podría ser el conejillo de indias para inventar una nueva lúdica del posconflicto.
Si me aceptan en la mesa llevaré a los "guerrillos" a los Paladares de La Habana, una delicia de restaurantes. Para hacerles firmar la paz los atragantaré de boleros en Dos Gardenias, y los pondré a tirar paso en el Tropicana. Yo invito porque si pagan ellos no me dejaría dormir el hecho de pensar si el billete salió de un embarque de coca, o de un secuestro.
Fines de semana en Matanzas, donde nació la Sonora Matancera, seguido de mar en Varadero. Ojalá haya buena mar para nadar.
Que no falte la inevitable foto en la plaza José Martí con la imagen del Che en la escenografía. Les haré tour por El Vedado, donde les presentaré a la pareja que nos alojó por 25 dólares diarios cuando visitamos La Habana. Nadie nos sapió. Muchas familias se financian así. Si las pillan en esas, se les pone el dulce a mordiscos.
El marido era del partido comunista. Ella estaba en la oposición. Que duerman bajo las mismas cobijas gobierno y oposición no es exótico. Es pragmatismo: primero la supervivencia y ésta se da a través del alquiler de habitaciones.
Poco me trama Oslo porque es demasiado organizado para mi anarquismo. Todo está inventado. Allí el azar no tiene espacio. Difícil vivir sin creativas incertidumbres.
Estuve relativamente cerca, en Estocolmo. En la capital sueca conocí el metro y la nieve. No me gustó la capital sueca porque en invierno el día dura pocas horas, y eso enloquece mi reloj biológico. Las neuronas funcionan mal. Se me alborota el bobo.
Quedo a la espera de ser convocado. Apúrese, doctor De la Calle, porque no le voy a durar para siempre.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015