Alejandro Samper


Decir que nuestra política es una vergüenza, es llover sobre mojado. Solo basta con ver las campañas de algunos candidatos para ver que a falta de ideas está el oportunismo. A falta de credibilidad, está el billete. A falta de argumentos, está la ramplonería.
El jueves escuché en una emisora al candidato por Cambio Radical (CR) Rodrigo Lara Restrepo, gaguear cuando le preguntaron que por qué en una de sus propagandas anunciaba que iba a "entregar casas". El joven candidato al Senado se apropió del programa del Gobierno Nacional de viviendas gratis para hacer populismo, y su única excusa fue que como Germán Vargas Lleras -exministro de Vivienda y jefe de CR- había liderado el proyecto, él creyó que podía usarlo a su favor.
Él muy tonto, al verse pillado, ofreció disculpas por "el error semántico" de sus publicistas. No por caer en el juego de las promesas politiqueras que han llevado al Senado a ser la institución con menor credibilidad del país.
Y como son las cosas de la vida: el padre de este delfín, Rodrigo Lara Bonilla, fue asesinado en 1984 por el Cartel de Medellín cuando, desde su puesto como ministro de Justicia, expuso los tentáculos del narco Pablo Escobar y sus amigos en el Congreso. Entre las cosas que en ese entonces denunció fueron las casas que regalaba el capo, durante sus campañas políticas en las comunas de Medellín.
Lo de Lara Restrepo es una de las muchas burradas que hacen los candidatos en los diferentes municipios del país. Por ahí, en las noticias, mostraron a un candidato del Magdalena que está yendo a los barrios pobres de Santa Marta con un carrotanque y una manguera. Tras rociarles un chorro de agua a algunas señoras y niños barrigones por los parásitos, les promete acueducto a cambio de votos. El mismo acueducto que seguramente les prometió su antecesor, y el que estaba antes de este, y el anterior...
En Caldas, por ejemplo, el candidato liberal Mario Castaño "regaló" cajas de dientes a los muecos de Pensilvania. Dice Castaño, en entrevista a LA PATRIA (Edición No. 32.786), que su campaña es la más organizada y visible en cuanto a financiación se refiere. Me parece bien, sin embargo el regalar cajas de dientes deja en el aire la idea de que el tipo busca votos si hay mordida de por medio.
La coordinadora del Centro Democrático (CD) en Caldas, Adriana Gutiérrez, denuncia que los candidatos del partido de la Unidad Nacional (La U) -Hernán Penagos y Jaime Alonso Zuluaga- viajan a todo lado en helicóptero. Y el candidato al Senado por el uribismo Carlos Felipe Mejía dice: "parece que hubieran resucitado los narcotraficantes del Cartel de Medellín y se hubieran venido a hacer política en el Departamento". Suena a envidia, sobre todo porque los seguidores del expresidente Uribe saben de helicópteros, sobre todo si son prestados por Pablo Escobar.
Pero quien se destacó esta semana por sus habilidades clientelistas fue el candidato Mauricio Lizcano, del partido de la U. La denuncia sobre las presiones de la campaña lizcanista a funcionarios del ICBF en Marmato es un ejemplo de que los políticos pueden renovarse, pero no los métodos de hacer política.
Lizcano, otro delfín que heredó el poder político regional de su padre, Óscar Tulio Lizcano, y lo fortaleció usando su secuestro (todos sienten simpatía por las víctimas), vuelve por la senda del yepobarquismo. A la intimidación y a la corrupción. Métodos que prometió combatir cuando se iniciaba en la política.
La denuncia dice que, a través de sus sobachaquetas, amenazaba a los funcionarios con que "rodarán cabezas" si no le consiguen cinco votos cada uno. Pero la bajeza no está en el método. Está en usar al ICBF como fortín político. Una institución que vela por los intereses de los menores de edad y por la integridad de familia. Donde retirar funcionarios o tenerlos amedrentados afecta el desarrollo de los niños y familias que dependen de esta institución. Es jugar con el futuro y el desarrollo de estas personas. Es afectar a madres comunitarias, menores de edad que buscan a su familia, o que los adopten, son restaurantes escolares, jardines infantiles... Es perverso.
¿A eso juega el candidato Lizcano? Según él, las cosas no son así. En un comunicado de prensa enviado esta semana, aclara que ya retiró al funcionario que llegó a intimidar a la gente del ICBF en Marmato. Y, a pesar de que él dice que rechaza las prácticas clientelistas, la grabación que se puede escuchar en www.lapatria.com lo deja muy mal parado. Además, tras sacar a este funcionario, queda la sensación de que el pecado no está en la forma de conseguir los votos sino de haber sido pillado.
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