Esteban Jaramillo


Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá
Hablemos de fútbol. Dejemos de lado la complejidad de los problemas financieros del Once Caldas y la crisis de resultados, para adentrarnos en la expectativa de salir del pozo, con el fin de encarrillar los pensamientos positivos alrededor del club. Se ha visto tantas veces que cuando el blanco asume el encanto de lo simple y con ráfagas de ataque demuele las defensas, es un equipo claro y contundente; y cuando toma otros caminos, es otro muy distinto.
Hoy cuando se juega a las carreras, con premuras en la tabla, para evitar el apriete de los últimos lugares, se busca la reivindicación no solo con el entusiasmo de los alineados, sino con fútbol. Ese fútbol que se hace fuerte a través del rendimiento solidario y grupal, con capacidad para moverse en diversidad de espacios, sin marcar como única dependencia el rendimiento de Dayro Moreno. Es sin duda el ariete tolimense referente obligado en la elaboración de juego, pero no puede condicionar como única forma a todo el equipo.
Tiene el Once dos velocistas en ataque, Cuero y Pajoy; un maratonista en el medio: Avimiled; un basquetbolista en Neco, por su imponencia arriba; y un arquitecto de juego, en Mario González. Pero debe mejorar en los laterales defensivos, obligados a priorizar las marcas por encima de sus aventuras en el tercio de ataque.
Está obligado, además, a asegurar con relevos la espalda de sus defensores centrales, eterno tendón de aquiles del equipo en su retaguardia. Fundamental el equilibrio con marca y el despliegue con variedad de velocidades y elaboración, definiendo donde presionar y cómo hacerlo. No puede depositarse esta tarea en Rivas, como luchador solitario.
Es obvio que las características del equipo no garantizan, de manera apreciable, el control de balón, por la velocidad del trámite. La tendencia a copar espacios, para lastimar con contragolpes cortos o largos, ha dado buenos dividendos, pero vital es la posesión de la esférica, creando y golpeando con precisión y sensibilidad, para hacer productivos los circuitos entre jugadores.
Adicional claro, la gestión de vestuario y el equilibrio mental del directivo, para darse consistencia en todos los frentes. Tiene armas, entonces, el Once Caldas para iniciar la escalada, por empinada que este la cuesta, reaccionando ante la adversidad, jugando con concentración y exhibiendo las virtudes que están en el libreto y que tantas veces, este año, han desaparecido de los gramados. Razones hay y suficientes para clasificar, pero, sabemos todos, en gran parte depende de los jugadores y de la condicionada capacidad del entrenador.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015