Alejandro Samper


Le pregunté a un taxista si salió en su carro a protestar el martes para presionar al alcalde Jorge Eduardo Rojas para que imponga el pico y placa a particulares en Manizales. Me contó que lo hizo más por presión de los jefes y los líderes de la manifestación que por convicción.
"La medida nos conviene porque la gente se ve obligada a usarnos. La ciudad, sin embargo, no necesita pico y placa, necesita mejorar las vías y cuadrar los semáforos. Además, si nosotros nos organizamos, todos ganamos. Pero es que hay unos dueños de taxis que son muy angurrientos", me dijo.
Angurrientos. O sea, codiciosos y hambrientos de más poder. Manizales y Villamaría tiene 2 mil 113 taxis matriculados, para cubrir los 460 mil 711 habitantes que, según el DANE, hay en los dos municipios. Más o menos un taxi por cada 218 habitantes. Eso si no tenemos en cuenta que esos manizaleños y villamarianos tienen 57 mil carros particulares matriculados y unas 51 mil motos, según un informe de la Universidad Nacional.
Haciendo cuentas alegres y, digamos, que cada uno de estos habitantes tiene un carro o una moto, lo cifra llega a las 166 personas por cada taxi. Una cifra muy cercana a la de Bogotá, que tiene un amarillo por cada 140 personas, y es una ciudad de 7 millones 363 mil 782 habitantes.
Y eso que no estamos contando los que montan en bus, colectivo, Cosmobús, bicicleta o que simplemente caminan. Según ese mismo estudio de la U. Nacional, solo el 39,3% de los manizaleños usa transporte público, y solo el 4,2% usa taxi. Siendo así, ¿No hay mucha demanda de estos vehículos para tan poca oferta?
Al parecer los taxistas no lo ven así. Para ellos la culpa de que el tráfico en Manizales esté pesado se debe a los particulares. Y tienen soluciones para aplacarlos con ideas una más absurda que la otra. Jhon Jairo Grajales, presidente de la Asociación de Taxistas Unidos de Manizales (Asotam) y uno de los líderes de la protesta del martes, propone que el pico y placa para los ciudadanos sea "solo en el Centro de la ciudad y en las tres vías principales: Avenida Paralela, Santander y del Río", en horarios que sería de 7:00 a.m. a 9:00 a.m.; de 11:00 a.m. a 3:00 p.m. y de 5:00 p.m. a 8:00 p.m. (Q’HUBO No. 1974). Dichosos aquellos que viven en Chipre o La Enea y son noctámbulos.
Como los absurdos no paran, entre las peticiones del martes están el establecer recargos nocturnos y a los moteles. Mejor dicho: si un particular quiere echarse un polvo furtivo sin recurrir a la ayuda de un taxista, tendrá que hacerlo entre las 9:00 y las 11:00 de la mañana. Ni siquiera en bus, porque también piden que los regulen pues contaminan mucho. La polución afectando las poluciones.
Entre los comentarios de algunos lectores de LA PATRIA sobre esta noticia, hay algunos que proponen -como la misma U. Nacional- la habilitación de ciclo rutas por Manizales (El Plan de Movilidad propone 107 kilómetros de estas, de las cuales no se ha construido un metro). Pero seamos sensatos, ni Nairo Quintana se aguantaría tanta pedaleada por estas lomas. Las ciclo rutas europeas, como las de Holanda o Bélgica, incluso las de Bogotá, son en superficies llanas. En Manizales se pedalea por afición... o por castigo.
Los líderes de los taxistas, motivados por los propietarios de los vehículos (que los tienen que poner a rodar para ganar plata), están pegados de la promesa política incumplida del alcalde Rojas, que en campaña les prometió pico y placa para particulares a cambio de votos. Sus protestas, entonces, no tienen nada que ver con la circulación por la ciudad o el monóxido de carbono en el aire. Es por los intereses de unos particulares. Esos mismos que se hacen los locos con las obligaciones de seguridad social de sus conductores, o que les pagan mal y por eso tienen que trabajar más horas y correr más.
El problema del tráfico en Manizales tiene que ver más con la pobre malla vial que tenemos y por la falta de civismo de los conductores (de carros, motos, taxis, buses y colectivos). Por ejemplo, si se forman trancones en El Cable un viernes por la noche se debe a la falta de parqueaderos en la zona y en los taxistas que se parquean y ocupan todo un carril de la Avenida Santander. Los amarillos también forman el taco en el Centro cuando se ponen a esperar pasajeros en el Parque Caldas o una cuadra más a delante al frente de un supermercado. O se parquean al frente del hotel El Portón, en Palermo a bloquear las cinco calles que allí confluyen.
Y sí, estoy de acuerdo con el taxista con el que hablé. Si sus jefes protestaron esta semana es por angurrientos.
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