Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Jugaba anoche el Once Caldas contra Equidad, y en medio de una gran expectativa de los seguidores blancos en la capital, nos aprestábamos a asistir al estadio de Techo con la ilusión de ver al equipo ante ese rival molesto, incómodo, que hace rato lo tiene de hijo.
Ya con ésta son cinco fechas de liga, suficientes para que el técnico Sachi Escobar tenga claro el diagnóstico acerca de su grupo en un universo que le ofrece varias alternativas, y que le permite de primera mano saber el aporte de cada uno de los integrantes del plantel.
Diría que hasta el momento el mejor jugador por rendimiento es Gilberto Alcatraz García, cuyas virtudes como lateral son más fuertes en ataque que en defensa por su potencia, salida y pegada, convirtiéndose en el socio ideal para las acciones ofensivas.
Lo mismo que Edwards Jiménez, valioso por su guapeza, sus movimientos en el área, y su entereza, aunque exagera en tirarse y en ‘bravear’ a los rivales, lo que puede causarle disgustos y ojeriza de contrarios y árbitros, afectando su titularidad.
Ómar Rodríguez, otro de los exPasto, es el típico jugador bogotano, frío, calculador, de exquisita técnica, que se bien se pierde en los partidos, tiene la condición suficiente para sorprender con un remate en distancia o con un pase definitivo, aprobando el examen.
En recuperación Carlos Giraldo parece intocable porque corretea y es quien más quita, dejando vacíos cuando hay que armar desde esa zona de volantes por falta de precisión en la entrega, aparte que es más chocador que técnico, y a veces hasta pegador.
A su lado Mario González, así haya dicho que le gusta esa posición retrasada, creo que funciona mejor unos metros adelante como enganche, aportando más en marca Scaglia, quien cubre ciertas limitantes con una buena dosis de agresividad, orden, y sacrificio.
En materia creativa el Once Caldas posee una estructura esperanzadora con Rodríguez, González, Núñez y Cabrera, quienes alternan picos altos con bajos, a sabiendas de que en cualquier momento se puede esperar algo positivo de ellos.
Acerca del argentino, es media punta talentoso, regateador, de gambeta corta que a veces se embelesa con el balón y se confunde en la inoperancia, pero también vistoso y efectivo que ratifica que Escobar no se equivocó al conservarlo en nómina al comienzo de temporada.
Los dos centrales sin llenar, no desentonan, teniendo un poco más Lopera que Puerta, quedando por verse al Camilo Ceballos de Envigado y Junior, no al que terminó suplente en Cali, aparte de que Frontini y Alvarez igualmente pueden dar la mano.
Ante Equidad estaba previsto el retorno de Sergio Herrera, el atacante goleador que se necesita, y que no es Jiménez, y quien debe aportar más que Romero, el de vistoso vuelo cuando marca y de trasegar intrascendente cuando se va en blanco.
Es decir, una plantilla acorde con las exigencias del medio, que en realidad en las primeras cuatro fechas -con la advertencia de haber actuado mejor por fuera- cumple con los parámetros de un equipo en formación, que intenta salir de los estragos del pasado.
En la lateral izquierda Casierra da ventajas y Murillo parece más seguro, y en el arco la rivalidad entre Henao y Cuadrado, debe favorecer al segundo por sus antecedentes con Pasto, sin desdeñar a quien fuera el mejor golero de América en el año del título de Copa.
Sin embargo, y pese a lo anterior, hay ratos en los que queda la sensación de que falta algo, que ojalá lo encuentre el técnico para llegar a la respuesta deportiva que merece el esfuerzo de sus patrocinadores, y el respaldo de su hinchada que se ha notado.
Las cosas hay que llamarlas por su nombre, y hasta el propio Escobar da muestras de haber evolucionado, borrando en parte la imagen que algunos tenemos de él, sobre todo en lo que a los cambios se refiere y al planteamiento que ha realizado a través de los partidos.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com