El tiempo sigue pasando y Manizales retrocediendo. Es una lástima tener que admitirlo pero, con la parálisis de todas las obras que se venían construyendo y con el estancamiento de todos los proyectos que venían en desarrollo, el panorama es cada vez más oscuro. Nuestra querida ciudad sigue al garete y el caos se evidencia más y más cada día y no parece haber quién se esfuerce por ejercer autoridad, control y mando efectivo.

Teníamos la esperanza de que finalizando este año y aprovechando la disposición del Concejo de Manizales para acompañar a la Administración en los tan anunciados proyectos de ciudad, podríamos despegar. Pero no. El único proyecto tangible presentado por el Acalde en estas últimas sesiones del Concejo tiene que ver con la creación de la Secretaría del Medio Ambiente, cosa que no es más que una reorganización administrativa y que no trasciende al ciudadano del común que espera verse dirigida por un líder que persiga progreso y desarrollo.

De resto, hay que reconocerlo, el Concejo ha brillado por encima del Alcalde y ha afrontado los temas administrativos con mayor solvencia que el propio ejecutivo. Sesiones de control político en las cuales resalta la pobreza intelectual de algunos secretarios y gerentes de institutos descentralizados; donde el sinsabor de muchos concejales por la falta de coherencia y responsabilidad de quienes nos administran ha sido una constante; donde queda en el ambiente la sensación de que se improvisa permanentemente y que no hay un plan de acción que le permita pensar a la ciudad con espíritu de proyección y realización. Sesiones donde, al final, tenemos que concluir que, como nunca había pasado, Manizales no sabe para dónde va.

En este espacio hemos reclamado desde hace tiempo por la incertidumbre en que nos encontramos en proyectos que venían en ejecución y que frenó el alcalde Rojas intempestivamente en perjuicio de la ciudad. ¿Qué va a pasar con nuestra movilidad, con el Sistema Estratégico de Transporte, con el control del tránsito en Manizales? Hasta ahora lo único que está claro es que vamos a tener que enfrentar costosas demandas originadas en la desidia de esta administración, y que los transportadores siguen disfrutando de millonarios recursos que recaudan a diario ante la mirada complaciente del Alcalde. ¿Qué pasó con el bilingüismo que, con el solo hecho de frenarlo, lo estamos atrasando años imperdonables? Hoy vemos, por el contrario, escuelas desmanteladas y edificios enteros abandonados y desgastados por el tiempo. ¿Qué pasó con el Cable Vía que se vio afectado con la decisión de reinstalar los paraderos satélites a las entradas de la ciudad? ¿Qué pasó con Aerocafé, proyecto del que la Administración Municipal ni siquiera se pronuncia? ¿Qué pasó con la generación de empleo que venía en crecimiento y que hoy se desplaza a las ciudades vecinas? ¿Qué pasó con la seguridad que parece cada día más perdida?

Son solo algunos interrogantes que merecerían respuestas concretas de la Administración pero que, a estas alturas, estamos concluyendo que no se dan más por impotencia y desconocimiento del Administrador, que por falta de voluntad de expresarlas.

Y un capítulo aparte merece la pregunta: ¿qué pasó con la Renovación Urbana de la Comuna San José? Esta Administración desmanteló la ERUM y la dejó sin músculo económico, administrativo y operacional, en un aparente propósito irresponsable de enterrar el mayor proyecto que ha tenido la ciudad en su historia. Pero esa irresponsabilidad está trascendiendo a miles de habitantes que hoy se encuentran desprotegidos, desamparados y a merced del hampa, la indigencia y la delincuencia que rodea los terrenos de la comuna, abandonados por la propia Alcaldía. Solo ha habido pronunciamientos para denigrar el proyecto, para vituperar su origen, para acabar lo que se ha hecho. Solo le ha merecido a esta Administración unas miradas de soslayo y exclusivamente para hacer acusaciones infundadas, para sumarse a la desinformación y para generar más caos. ¿Y dónde están las soluciones? ¿Acaso en la intención de convertirse en un rey con el poder de decretar expropiaciones por vía administrativa, pero sin asumir responsabilidades? ¿Acaso en la parálisis de millonarios recursos recibidos de la administración anterior, que usufructúa una fiduciaria?

Y pasemos a otro punto: las obras por el sistema de valorización. Tal vez la más sentida es la que se planteó (con estudios, diseños y presupuestos) para la solución vial del tráfico en el túnel de la 51. ¿Y qué pasó? Pues que solo bastó la intervención del gerente de Socobuses, Álvaro Moreno Quintero, el seis de noviembre pasado, para que quedara paralizada esta obra y se decretara la necesidad de nuevos estudios. ¡No puede ser! El gremio transportador, en contubernio con la Administración, determinando cómo, cuándo y dónde se puede desarrollar la ciudad, cuidando siempre sus propios intereses por encima del bien general.

Y ha sido tal la parálisis administrativa, que ya hasta el banco de segundo piso que soportaba y avalaba el desarrollo de la ciudad, está en entredicho. Infimanizales ha sufrido un desgaste impresionante pero no debido a que carezca de patrimonio, ni a que esté en un estado económico deplorable. Se ha desgastado precisamente por la paquidermia administrativa del Alcalde y porque las empresas en las que se tienen inversiones fueron detenidas en el tiempo y paralizadas sus proyecciones. Y no es que lo invertido se haya perdido ni se lo hayan robado. ¡No! Lo que pasa es que cuando creemos que el universo parte de nosotros y que todo lo pasado es malo, despreciable y vituperable, se tiene que empezar de ceros, arriesgando a que lo que se ha invertido hasta el momento quede inútil, se deteriore o se desaparezca… Es triste pero, repito, después de once meses de soberbia, seguimos al garete.