Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Se ve un equipo con ganas, y eso que no les pagan, no se ve más. Esa es la realidad del Once Caldas actual que le apostó a la lotería, y perdió. La idea de una nueva estructura funcional no camina, y se va rumbo al despeñadero.
En el mundo moderno, donde la planificación estratégica es fundamental, donde los proyectos se miden con base en objetivos claros y precisos, a los directivos del Once Caldas que dan toda clase de pistas para demostrar que lo ignoran, el tiempo les pasó factura.
Jugaron al azar, a lo que saliera, y el baloto les alcanzó para las primeras 5 fechas.  A falta de 6, la clasificación está supeditada a 4 victorias, lo que parece improbable, más cuando el técnico asegura que los resultados no le importan (?).
El partido contra Envigado fue el modelo de lo que no se debe hacer, o cómo se explica que primero expulsen a un jugador del contrario, y sea uno el que termine con 8. No hay derecho. Sin cabeza adentro, afuera los papeles al parecer hace rato se trastocaron.
Vi el juego en diferido, retrocediendo, analizando, observando al detalle los movimientos en el campo, y en realidad que el equipo deja muy poco, más allá de que corre, tiene jugadores honrados, y lo  intenta sin tener con qué.
Juan Carlos Henao y los palos lo salvaron de una humillante goleada, pues los naranja tuvieron no menos de 10 oportunidades, 3 en los maderos, 3 mano a mano salvados por el arquero, y 4 desperdiciadas ante un Once Caldas inocente y regalado.
Y si se añade el autoritarismo del juez, aunque las rojas fueron justas, y que en 90 minutos se crearon solo 2 opciones, y que Romero la tocó apenas 5 veces, y que Sánchez Doldan hizo una de tronco cuando entró, y que Reinoso es un manso cordero, el tema se complica.
Fue una presentación pobre, de la que no se rescata nada. Con un Once Caldas que atiende los deseos del técnico Hoyos de correr por correr, sin jugadores desequilibrantes, y con un esquema ofensivo que no ofende y una permeabilidad en defensa que preocupa.
Pero más grave aún es lo institucional, y disculpen ésta cantaleta que tantos insultos me genera, pero al club lo están agotando los directivos ante los ojos pasivos de una sociedad que ya no se conmueve. Lo último es que van a vender lo poco que queda de la sede, como para cerrar este capítulo de ineficiencia administrativa y desplome patrimonial.
El 20 de julio le escuché al Gobernador que había 2.500 millones de pesos del presupuesto publicitario de la Licorera en espera de la gestión directiva. Entiendo que por los líos jurídicos no destrabaron el tema, y el patrocinio se redujo a 300 millones. Y no sacó en limpio al mandatario que como cualquier político es solo promesas. Y tengo porque decirlo.
Pero por favor que alguien haga algo, estos directivos no pueden seguir -un decir porque son los dueños- porque al paso que van son capaces de llevar al Once Caldas a la B, y el curso lo están adelantado de manera acelerada.
Para el próximo campeonato se borrará el torneo bueno que hizo cuando Millonarios lo eliminó en cuartos de final, y entrarán a promediarse los dos malos de este año con el del subtítulo del semestre pasado, poniéndose en posición riesgosa en la tabla del descenso.
Recuerdo que hace algunos años la sabia intervención del Alcalde Luis Roberto Rivas evitó una catástrofe similar, siendo ahora mucho más complejo porque como Sociedad Anónima tiene propietarios, los mismos que se usufructuaron del club y le han dado semejante manejo. Pero que alguien proponga algo…
P.D. Estamos tan confundidos, que en la plaza de los mejores comentaristas deportivos del país, Manizales, la corresponsalía ahora del gran Carrusel deportivo de Caracol la hace Pacho Benítez, un destacado periodista de Pereira. ¡Increíble¡
Hasta la próxima…
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