Eduardo García A.


El futuro del libro en su versión papel y digital es uno de los temas de la nueva edición de la Feria del libro de París, celebrada del 17 al 20 de marzo, donde todos los actores relacionados con la industria editorial se reúnen en la Puerta de Versalles para afrontar los cambios vertiginosos que se están dando cada año en este sector.
Hasta hace poco los heraldos del apocalipsis hablaban del fin del libro de papel, pero al final el avance de los procesos de la red y la inmensa capacidad de memorización están llevando por el contrario a salvarlo, como lo muestra la instalación, no lejos de la Sorbona, de la primera librería de impresión a la demanda y al instante creada por las tradicionales Prensas Universitarias de Francia (PUF), que se habían dado casi por muertas hace tres lustros.
En cuestión de meses se están dando revoluciones que antes tardaban siglos en realizarse, como la de Gutenberg, y es fascinante comprobar que esos cambios significan un gran avance para la humanidad, el pensamiento y la escritura en general y para los autores que ya no se angustiarán porque sus libros están agotados o declarados por muertos a falta de editor.
En la anterior versión de la feria se había expuesto la pequeña máquina impresora del proyecto Irineo que imprime en unos minutos el libro solicitado por el lector, que surge de un inmenso catálogo digitalizado y memorizado en diversas redes. En cinco minutos apareció por la boca del aparato mi ejemplar de Alcoholes de Guillaume Apollinaire, debidamente empastado y con una portada sencilla de libro de bolsillo.
Un año después el sueño del proyecto Irineo se hace realidad con la librería de PUF, que había cerrado sus puertas hace más de una década, desplazada por tiendas de ropa o de comida rápida en el bulevar Saint Michel, lo que en ese momento fue lamentado por todos.
Ahora el entusiasta director de PUF, Frédéric Meriot, cuenta que ya hay disponible un catálogo de 1.500 de sus títulos, entre ellos la indispensable y famosa colección Que sais-je y que en este primer año de experiencia ha resultado rentable porque al menos mil de ellos son solicitados en permanencia por los lectores, quienes pueden ir a la librería a esperar la edición rápida del volumen mientras se toma un café o lo espera cómodamente en su casa en unas horas o de un día para otro por mensajería.
El subdirector de la Biblioteca Nacional de Francia, Arnaud Beaufort, encargado de redes y servicios, expone con igual entusiasmo el fabuloso proyecto Gallica que desarrolla la institución para registrar todo su acervo de libros y documentos, así como la nueva misión Releer, servicio encargado de memorizar unos tres millones de títulos de literatura y ciencias humanas publicados en el siglo XX en Francia y que estarán disponibles en su integridad para que las casas editoriales cuenten con su acervo para ofrecerlo en impresión a la demanda, lo que significará el fin de los tradicionales stocks y el problema que significa destruir a pérdida los libros no vendidos.
Uno de los profesionales presentes hace una pregunta en la que se refiere a un libro de su querido abuelo que ya está agotado y desaparecido desde hace medio siglo y recibe como respuesta la buena noticia de que ese libro puede ya estar conservado en el formato requerido y que puede resucitar, revivir en el instante. Porque sin duda a futuro surgirán más empresas diversas encargadas de este servicio y la competitividad y calidad será cada vez mayor. Desde el mundo de los muertos, miles de libros podrán volver a revivir en una fiesta de resurrecciones generalizadas.
Estos avances en la digitalación de la mayoría de los libros en Francia y en lengua francesa es solo un aspecto de la inmensa revolución que se está dando en todo el mundo y en todas las lenguas, especialmente a través de las bibliotecas, editoriales locales o de proyectos colosales de numerización como los de Google, Amazon y otros grandes actores de la cibernética del siglo XXI.
Para respetar los derechos de autor, el lector puede acceder a los acervos y ver solo parte de la publicación agotada sin poder hacer impresiones en su casa, pero si lo necesita, deberá dirigirse al servicio del caso para adquirir el libro completo en impresión a la demanda. Este avance se da también en el campo de los libros inconseguibles ilustrados a color, para los cuales están surgiendo empresas de impresión a la demanda salvadoras.
La mayoría de autores con libros agotados y sin esperanza de reedición puede tener la certeza de que su obra está ahí y puede resucitar en cualquier momento. Para ellos, que han sido hasta ahora los parias de mundo editorial, la resurrección permanente de sus libros es un nuevo motivo de esperanza, impensable hace apenas una década.
Aquellas viejas ediciones confidenciales de libros de cuentos, poesía, filosofía o ficción, pueden renacer idénticas en papeles más finos y concretarse en un mercado editorial que se libera a través de la red de los grandes pulpos editoriales que hasta hace poco dictaban el canon de las letras de un país o de una lengua.
De hecho, la lectura ha aumentado y nunca se ha leído tanto como ahora a través de internet, donde en un segundo uno puede hallar textos de un autor olvidado o secreto y disfrutar de una obra no tanto porque la imponga la mercadotecnia o los grupos de poder literario sino porque se nos revela notable por sus méritos propios. No nos preocupemos pues, ya que la literatura y el pensamiento, a partir de ahora, resucitarán en permanencia gracias a la red y nos elevarán a todos a la gloria de la lectura y el saber.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015