Alvaro Segura

Seis meses está a punto de cumplir el Concejo de Manizales de la vigencia 2016-2019 y lo que se ha visto hasta ahora en materia de análisis, debates, discusiones y proposiciones a favor de la construcción política e ideológica de una ciudad integral, incluyente, conciliadora, educadora, saludable, segura y progresista no es muy esperanzador ni halagüeño que se diga.
En el desayuno se sabe lo que va a ser el almuerzo reza el adagio popular el cual, si se aplica en el elemental sentido de la palabra, llevaría a pensar que así va a ser hasta el 31 de diciembre de 2019. Si eso se cumple seguiríamos por un muy mal camino, que es el mismo que se recorre desde hace muchos años pues hay que decirlo, con naturales excepciones de integrantes y de momentos, los concejos de nuestra capital (y esa es la constante en el país) no se han caracterizado por marcar diferencia en su papel. Otra cosa es que existan (???) o haya habido concejales que por su formación, conocimiento y sindéresis, sean de una u otra fuerza partidista, dejaron huella, pero son pocos.
Parto de mi impresión como periodista por el diario acontecer que debo seguir directa e indirectamente cuando esa corporación administrativa está en deliberaciones y la refuerzo con el sentir ciudadano en la calle para señalar que las fuertes críticas contra ella y sus integrantes, la mala imagen que se ha ganado y el desconocimiento general frente a lo que allí se hace no son gratis ni producto del azar, aunque debo sostener que tampoco son responsabilidad exclusiva de los 19 concejales de hoy que apenas cumplirán el primer semestre de los ocho para los que fueron elegidos mayoritariamente.
Casi la mitad del Concejo de hoy es nuevo y el pulso político interno que había y que se mantuvo por años cambió con la elección del alcalde José Octavio Cardona que logró agrupar las mayorías a su favor lo que le permite hoy tener la sartén por el mango en cuanto a la aprobación de los proyectos de acuerdo que son de su interés, aunque deben serlo especialmente para los manizaleños.
Esa mediana renovación permitió la llegada de sangre nueva con jóvenes muy fogosos, algunos de los cuales están en la coalición minoritaria, quienes deben enfrentarse a viejos zorros que cuando necesitan aprueban las cosas por mayoría, muchas veces sin tener en cuenta razonamientos válidos. Ese es el costo de la democracia y mientras hoy se tiene el poder y se domina, mañana se pierde el manejo.
Pero pasarán muchas cosas en el Concejo que un simple ciudadano no cambiará con una columna de opinión como esta. Sin embargo insisto en que por ser de los manizaleños y legislar para todos los habitantes de esta hermosa capital, los concejales, así pertenezcan a un partido o a una coalición A o B, no pueden faltarle al respeto a la ciudad batiéndose en duelos verbales personales sacándose los trapos al sol o acusándose mutuamente de dudosos procedimientos, con o sin razón, en un escenario para debatir asuntos de interés comunitario y de construcción de ciudad que tanta falta hacen. Carecen muchos de ellos de formación y se actúa ligeramente, aunque también hay profesionales de antes o de ahora que muy a pesar de esa condición siempre recurren a artimañas y procedimientos oscuros sin recato, como si en algún momento la gente no se fuera a enterar lo que son y de lo que hacen.
Qué bien le vendría al Concejo de Manizales (ojalá a todas las corporaciones como estas) y a sus integrantes unos ejercicios espirituales y de resiliencia para saber enfrentar momentos de tensión y de fuerte debate sin salirse del dominio emocional. Además, que en conjunto con las directivas, analicen cómo pueden replantear, hasta donde sea posible y lo permitan la ley y los estatutos internos, replantear su trabajo para llegarle más a la gente en las comunas y barrios pues en el escenario propio y natural casi siempre asustan por la escasa presencia de ciudadanos que no encuentran motivación para ver qué hacen a quienes supuestamente eligieron. Igual no se puede olvidar que un Concejo es una muestra en miniatura de lo que es el Congreso, y eso ya dice mucho.
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