Orlando Cadavid


El eximio impresor Gabriel Molano Ocampo -el magnífico vecino que tuvo en su costado izquierdo la Catedral Basílica de Manizales durante más de sesenta años- cerró su ciclo vital a los 81 años, el miércoles 27 de agosto, y se mudó silenciosamente, ligero de equipaje, al apacible barrio de los Párpados Cerrados.
Sin habérselo propuesto, el dueño de la mítica Editorial Zapata volvió a ver en sus pagos a Eucario Bermúdez, uno de sus grandes amigos, en la ciudad amada, después de muchos años de ausencia, y poco después procedió a morirse, sin molestar a nadie.
Su familia quiso darle un toque discreto al duelo por lo que la noticia se conoció únicamente entre un reducido grupo de familiares y amigos. Las exequias se cumplieron en el oratorio de La Francia, el bucólico barrio localizado al occidente de la ciudad, donde vivió en los últimos seis lustros.
Mensajes que se cruzaron, a propósito del óbito, dos grandes amigos del veterano editor de la comarca que ya está cuadrando caja, por todo concepto, con el Altísimo, allá arriba:
"Apreciado Eucario: Lamento comunicarte que partió a la eternidad en el día de ayer nuestro dilecto y común amigo Gabriel Molano Ocampo. Acabo de llegar a mi apartamento, después de asistir a la misa de cenizas en la capilla del barrio La Francia, donde compartimos Gabriel y yo nuestros últimos treinta años. Ver partir a los seres queridos es doloroso, pero como diría el finado Gabriel: "Yo lloro despidiendo un avión de carga". Un abrazo, Carlos Alberto Mejía".
La respuesta que vino de Miami con velocidad aeronáutica: "Gracias, mi querido Carlos Alberto por comunicarme tan angustiosa noticiosa. Me partió el alma, sobre todo después de haberlo visto tan recientemente con tanta vitalidad, espiritualidad, ánimo y con su acostumbrada amistad. Con Gabriel vivimos una época inolvidable de juventud tejida con la más fervorosa y sincera amistad. Dios tenga a Gabriel en su gloria eterna. Fue un gran hombre".
El escritor y editor Álvaro Marín Ocampo tiene este recuerdo de su vecino, colega y amigo Molano: Desde 1950 había asumido el manejo de Editorial Zapata como legado de don Arturo Zapata, quien fue el editor de personajes que se destacaron en Caldas y el país en el campo de la literatura, tales como Bernardo Arias Trujillo y el filósofo Fernando González.
La Librería Zapata, un ícono de Manizales en las décadas del 30, 40, 50 y 60, que pasó a las manos de Molano tras la muerte de su propietario, Arturo Zapata, fue una de las editoriales más conocidas del occidente colombiano y para muchos escritores su sello representaba calidad y excelencia.
En pocas palabras, "Messié Grabié" (como lo apodaban sus más íntimos amigos) fue un mamagallista infatigable; un excelente bailarín del tango y la milonga que amó con pasión gardeliana; un amigo de todos; buen esposo, buen padre, buen hijo, buen hermano. La vida de este admirado personaje, que con frecuencia le daba gracias al alemán Gutenberg por haber inventado la imprenta, en 1447, puede encerrarse en estas siete letras: ¡Amigazo!
La apostilla: Acopiamos tanta información alrededor de la vida, pasión y músculo de este manizaleño ejemplar que será necesaria una segunda entrega de Contraplano con la que esperamos regresar el domingo 14 de septiembre, D.m, con la venia de nuestro director.
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