Luis F. Gómez


El nombramiento de un obispo retirado de 96 años de edad como nuevo Cardenal de la Iglesia Católica fue un hecho llamativo para la prensa. Allí más que una decisión administrativa del nombramiento del noveno cardenal en la historia de la Iglesia de Colombia, lo que hizo el papa Francisco fue un hecho simbólico. Quiso colocar de relieve unas condiciones y un testimonio de vida en el horizonte de la Iglesia.
El papa ha sido muy crítico de las dignidades de la Iglesia, especialmente cuando ellas se consideran como un triunfo o éxito de una carrera y donde se corre el peligro de pensar que no son para servir, sino para ser servidos. Ha hecho el papa Francisco críticas muy fuertes a los que creen que estas dignidades son para considerarse "príncipes". Recordemos cómo con motivo de la Navidad el papa hizo una severa amonestación a los cardenales, hablando de las 15 enfermedades. En este contexto hay que leer el nombramiento de Pimiento como cardenal.
Quisiera resaltar tres rasgos de monseñor Pimiento que me llamaron la atención cuando lo conocí en ejercicio como arzobispo de Manizales. Uno: la sencillez y austeridad, era realmente una persona que se permanecía cercana de su pueblo y de su gente, mantuvo siempre una vida muy sencilla, cuando terminó su vida activa formal como arzobispo, se fue para la costa a servir de misionero, luego prestó varios servicios como administrador de diócesis en espera de nombramiento de nuevo titular, puso por encima de su comodidad personal el servicio a la Iglesia.
En segundo lugar, es una persona autocrítica, que si bien bajo unas perspectivas muy sólidas y a veces hasta fuertes, tiene la capacidad para ponerse en la lupa, por ejemplo en reciente entrevista en la revista Vida Nueva, señalaba: "El problema es que la evangelización no ha sido la adecuada al momento, la educación en la fe no la hemos cumplido y cuando no se cumple la educación en la fe, el bautizado no es cristiano, sigue siendo un paganito ahí… por eso me duelo: no haber logrado ser un pastor integral, estábamos en un ambiente de Iglesia de costumbres, de tradiciones".
Finalmente, es una persona que pone la cara, como director de LA PATRIA me tocó ganarme varios "baculazos" por la forma como leíamos la realidad y como interpretábamos los nuevos vientos culturales de la sociedad moderna. Y eso es bueno, pues si decía lo que pensaba y confrontaba con argumentos y posiciones bien claras, que servían para que sus interlocutores reflexionáramos y asumiéramos con mayor conciencia nuestras posiciones.
Bueno, el papa Francisco ha dado un mensaje a la Iglesia con este nombramiento, y que sea un motivo para una renovación, bien lo señala el mismo Pimiento sobre la curia romana en la entrevista referida: "lo fundamental es desmontar toda esa fantasía de poder que se estableció históricamente y lo que ha sido la curia en una centralidad de poder, eso le ha deformado la mentalidad a los cardenales…".
Cardenales "de a pie" le pueden hacer mucho bien a la Iglesia.
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