Luis F. Gómez


El colegio Liceo Arquidiocesano de Nuestra Señora de Manizales, el conocido LANS, vuelve a sobresalir en las pruebas de Estado un año más. Está como el mejor colegio de la ciudad en el calendario A en los exámenes Saber 11 de este año. Y no es un colegio pequeño, es un colegio incluyente que graduó más de 60 alumnos. Se constata de nuevo que los colegios oficiales, todos ellos en el calendario A, siguen sin la posibilidad de destacarse de manera particular, siempre los privados ocupan los primeros lugares. Pero analicemos la fórmula del éxito que presentó en este diario el vicerrector del colegio.
El primer ingrediente es el modelo pedagógico humanista y constructivista. Una combinación bien interesante, pues por su carácter católico el colegio hace una apuesta fuerte por el humanismo, pero lo complementa muy decididamente con el modelo pedagógico constructivista, que centra en los alumnos buena parte de la responsabilidad del proceso de aprendizaje. Hoy los modelos pedagógicos están sufriendo un cambio grande: descentrando el polo fundamental del proceso de enseñanza-aprendizaje del profesor hacia el alumno. Y por otro lado, se ha ganado en una educación mucho más contextual y por proyectos, es decir, ya no tan centrada en la disciplina, sino en lo interdisciplinario.
El segundo ingrediente es el sentido de pertenencia de los maestros. Y es un punto fundamental, pues si bien la centralidad del profesor ha cambiado de rol, sigue siendo fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Todos los estudios que han analizado esquemas educativos señalan de manera reiterativa que un buen profesor hace una diferencia sustancial en los niveles de aprendizaje de los niños. Y este es uno de los aspectos más críticos en el país. A la vocación docente hay que regresarle el sitio de importancia y dignidad que en todos los países desarrollados tiene. En el sector oficial se ha comenzado a trabajar en serio por medio no solamente de la evaluación, sino en el acompañamiento y formación de los docentes.
El tercer ingrediente es la relación hogar-colegio. El colegio y el hogar tienen que estar muy sincronizados, se debe hacer una esfuerzo conjunto y congruente. Hay muchos padres de familia que descargan en los colegios todo el proceso formativo de los hijos y es sencillamente una irresponsabilidad, pues sola la institución educativa no puede llevar a cabo la tarea.
El cuarto ingrediente es el criterio de mejora continua. Uno de los mejores impactos que han tenido los procesos de certificación en calidad de los colegios y las mediciones del Ministerio de Educación, a través del Índice sintético de calidad educativa, es sembrar la preocupación genuina por el mejoramiento.
Buenas lecciones para seguir. Y una felicitación muy grande a la comunidad educativa del LANS.
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