Luis F. Gómez


Una de las más importantes decisiones del presente Gobierno ha sido abrir la posibilidad para que los 10 mil jóvenes más talentosos de los estratos más bajos puedan acceder a la educación superior. Esta política pública educativa es un instrumento de equidad al romper los círculos cerrados por la bina: ingresos familiares altos y educación de calidad. Las becas, que en fondo son más bien unos créditos condonables, permitirán una movilidad social maravillosa en el país. Gente mejor educada en todos los estratos sociales permitirá el diseño de una sociedad mucho más justa para todos.
He tenido la oportunidad de estar cerca de este proceso en la Universidad Javeriana Cali. Es realmente muy consolador que estos muchachos y muchachas puedan llegar a las universidades de alta calidad, en la mayoría de los casos son la primera generación de la familia que llega a la Universidad. Nunca ni se habían soñado entrar en la universidad privada, la única posibilidad que tenían de acceder era a la pública, pero concursando por unos pocos cupos abiertos para una gran cantidad de aspirantes. Y decía que es muy gratificante entrevistar estas nuevas generaciones de universitarios, pues en ellos hay un deseo gigante de continuar haciendo un esfuerzo muy grande para formarse y llegar a ser unos excelentes profesionales, pero muy por encima de ello, por el deseo que tienen de convertirse en verdaderos líderes para transformar el país con un profundo sentimiento de solidaridad con su gente: los pobres y excluidos. La nueva Colombia está germinando en estos momentos.
Hay un punto que considero que debe ser revisado en la política establecida para las becas-créditos. El punto es que el mecanismo es sencillamente un préstamo que el Icetex les da a estos beneficiarios. Si se gradúa, es decir, cumple con el requisito de terminar sus estudios y obtener el título, el crédito se convierte en beca y con ello queda condonado. Sin embargo, si el muchacho o la muchacha no corona sus estudios debe honrar el crédito. Para muchos de estos jóvenes el monto que se llega a acumular en este crédito es un dinero que en sus familias nunca han visto. Muchos de ellos se han asustado a la hora de firmar el pagaré. Y no es para menos. La verdad es que si nos atenemos a los niveles de deserción en la educación superior, que está en promedio en el país en un 50%, es decir, la mitad de los que se matriculan en primer semestre terminan sus estudios, el riesgo que asumen estos muchachos es sencillamente alto. Esperamos firmemente que la deserción sea menor, máximo de un 20%. Por ello, considero que se debería montar un sistema colectivo para asumir este riesgo y no dejar a los jóvenes solos con esa responsabilidad.
La propuesta es muy sencilla, que el 5% (hay que hacer bien la sensibilización de todas las variables para determinar el porcentaje definitivo, aún se podría diseñar por universidad) de las matrículas provenientes de esta política vayan no a las universidades (este sería una especie de descuento que darían las universidades) y se dirijan a nutrir un fondo en el Icetex para el pago de por lo menos el 75% de los saldos por el que terminen endeudados los estudiantes que no coronen sus estudios. De hecho, el rango con mayor riesgo es el de los tres primeros semestres. Si el muchacho pasa normalmente este umbral está casi siempre al otro lado, máxime si sabemos que la deserción económica no se daría en estos casos por el apoyo del Estado y que el perfil académico de los becarios es superior al promedio nacional. De allí que pensemos en máximo una deserción del 20%, ojalá sea mucho menor. Esta especie de seguro lo deberíamos implementar lo más pronto posible.
De otra parte, desde algunas universidades hemos previsto un plan especial de acompañamiento para estos becarios, nuestra meta es reducir al máximo la deserción. Nuestro eslogan ha sido: "Te acompañamos para que te gradúes", enviando claramente un mensaje del compromiso de la universidad para hacer todo lo que esté a su alcance para sacar adelante a los beneficiarios de esta política. Hemos diseñado planes de preparación previa al ingreso en matemáticas y escritura universitaria; hemos previsto un plan padrinos para que tengan un acompañante humano, sobre todo en los primeros semestres, mientras se da el proceso de ajuste a esta nueva vida universitaria. Y les daremos un complemento económico para sus gastos de transporte y alimentación al que le dará la beca. A su vez, por la falencia de buen inglés en los colegios públicos y privados de barrio, vamos a darles unos cursos especiales de nivelación para que puedan entrar en el proceso de adquirir la segunda lengua sin muchas dificultades. Este tipo de planes reduce sustancialmente el riesgo de deserción. A su vez, el Estado asumiría, a través del Icetex, el riesgo de la cartera del 25% que les correspondería a los alumnos que no terminan sus estudios.
Espero que la ministra de Educación, Gina Parody, estudie la propuesta para que esta excelente política quede equilibrada en el manejo del riesgo económico que implica.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015