Luis F. Gómez


Terminó el Sínodo, y como bien lo dijo el papa al clausurarlo, no fue un sínodo de decisiones, sino de “caminar juntos”, de oír diferencias, de poner temas francamente, de buscar nuevas formas de responder a las situaciones históricas en que nos encontramos. Quiero traer algunos apartes del discurso del papa Francisco, sobre lo que “significó” el Sínodo:
“Significa haber puesto al descubierto a los corazones cerrados, que a menudo se esconden incluso dentro de las enseñanzas de la Iglesia o detrás de las buenas intenciones para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas”.
“Seguramente no significa que se hayan encontrado soluciones exhaustivas a todas las dificultades y dudas que desafían y amenazan a la familia, sino que se han puesto dichas dificultades y dudas a la luz de la fe, se han examinado atentamente, se han afrontado sin miedo y sin esconder la cabeza bajo tierra”.
“Significa haber intentado abrir los horizontes para superar toda hermenéutica conspiradora o un cierre de perspectivas para defender y difundir la libertad de los hijos de Dios, para transmitir la belleza de la novedad cristiana, a veces cubierta por la herrumbre de un lenguaje arcaico o simplemente incomprensible”.
Por otra parte, el papa ubica el diálogo en un contexto intercultural: "Y -más allá de las cuestiones dogmáticas claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia- hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo, para el obispo de otro continente; lo que se considera violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para otros puede parecer simplemente confusión. En realidad, las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado".
Y concluye el papa: “La experiencia del Sínodo también nos ha hecho comprender mejor que los verdaderos defensores de la doctrina no son los que defienden la letra sino el espíritu; no las ideas, sino el hombre; no las fórmulas sino la gratuidad del amor de Dios y de su perdón”.
Podemos decir que este Sínodo es una preparación remota de uno que tendrá que venir en el futuro y que dará nuevas luces. Fue, pues, un Sínodo metodológico, preparatorio de un clima de escucha del Espíritu. Las instituciones como la Iglesia, con tanta tradición, necesitan muchas veces de este tipo de preparación para la toma de decisiones.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015