Luis F. Gómez


Las pensiones, como una cobija pequeña en una cama familiar, no alcanza para arropar a tanta gente. ¡Y las que quedarán a la intemperie son muchas! Se calcula que, si las cosas siguen como vienen, unos 12 millones de colombianos no contarían con pensión en el 2050. Así, en pocas palabras, si no se cambian las reglas de juego, el país tendrá un colapso pensional.
Pero los problemas del sistema pensional no paran allí. Son muchos y variados. Por una parte está toda la población informal que no cotiza a pensiones, está el hueco que tiene el sistema de prima media (el de toda la vida del Seguro Social, hoy administrado por Colpensiones), las limitaciones que han experimentado los fondos privados de pensión, en fin si no adoptan unas medidas de largo plazo, con el costo político de corto plazo para el Gobierno y el Congreso, estaríamos bajando en caída libre en el abismo de la irresponsabilidad pensional, con lo que ello implica, particularmente para las poblaciones más pobres, que cuentan con patrimonio para asegurar su vejez.
Los datos expuestos en el foro pensional organizado la semana que termina por ANIF y Asofondos, mostró cómo el hueco del régimen de prima media es muy grande, debido a que los recursos públicos terminan subsidiando todos los niveles de pensiones de este sistema. La cifra es aterradora, del presupuesto nacional se le “bombean” un poco más de $44 billones, y para entender la magnitud de esta cifra, compárese con el rubro de educación que llega a $31 billones al año; o la salud a la que se dirigen $11 billones. Y lo más trágico es que esos recursos logran cubrir solamente a más o menos 2 millones de pensionados.
Las rentabilidades de los fondos de pensión le han inyectado una inestabilidad muy seria a los recursos que los colombianos y colombianas han aportado para su pensión en los fondos privados. Muchas personas que se cambiaron de régimen a los fondos privados han sufrido mucho al saber las condiciones en que podrán ser pensionados. Hay, pues, más que una desilusión, lo que hay es una grave incertidumbre que en no pocas veces termina siendo una situación muy injusta.
Las cosas como están planteadas no son sostenibles. Hay que pensar en un nuevo sistema pensional, que pueda asegurar la equidad, la sostenibilidad financiera y que tenga una real cobertura. Si no se cumplen estas tres características, el sistema queda definitivamente cojo. Y el país debe ser realista sobre cuál es el valor posible de pensiones que se pueda asegurar.
Las soluciones no pueden ser sencillamente “acaben Colpensiones”, como algunos analistas están planteando. Hay que construir una estrategia de país muy seria y realista. Y el Gobierno debe llamar a una concertación nacional muy grande e informada. Este tema debe contar con el apoyo de buena parte de la población, pero ello no se logrará si unos pocos, los pocos beneficiarios del sistema, bloquean la voluntad política de solucionar de raíz el problema.
Los riesgos normales del sistema de pensiones, tales como la longevidad y financiero, se le suman los riesgos jurídicos como los cambios de beneficiarios y la indexación de las pensiones al salario mínimo y no a la inflación.
Asegurar la vejez, debe ser una cruzada nacional. Y es un tema que debe ser ilustrado desde su complejidad técnica, pero de una forma amplia y abierta, que todo el mundo comprenda el reto que tenemos como país.
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