Luis F. Gómez


La iniciativa de unir esfuerzos entre el Ejército nacional y la guerrilla de las Farc para iniciar unas experiencias piloto de desminado es una muy buena noticia. Las minas antipersonas constituyen uno de los peligros más graves que nos ha dejado la guerra en el país, que ha cobrado muchas víctimas y que no podemos permitir que cobren más. Y la realidad es que, como se ha dicho, "la guerra pasa y la mina queda", pues bien, debemos liberar a los casi 700 municipios que tienen problemas con minas antipersonas. Por ello, es bien interesante la iniciativa que se pondrá en práctica, donde miembros del ejército y la guerrilla comenzarán a desactivar este tipo de artefactos.
Las minas han sido un sello característico de la crueldad de la guerra y muy particularmente de la acción salvaje de las guerrillas de las Farc y del Eln. Donde la guerrilla sin importarle el peligro y los daños potenciales de dichos artefactos, prefirió ganar en lo táctico frente al derecho a la vida de muchas personas, tanto integrantes de la fuerza pública, como miembros de la sociedad civil, especialmente campesinos y niños.
Los estudiosos del tema han señalado que la mayor concentración de minas está en zonas que concuerdan con cultivos ilícitos, lo que demostraría que fueron un arma especial para defender el negocio de los narcocultivos. Así pues, proceder al desminado es tocar simbólicamente uno de los puntos neurálgicos de la guerra y una señal de respeto profundo por la población civil.
Que militares y guerrilleros actúen colaborativamente y de forma conjunta, es un hecho de la mayor trascendencia, en efecto, esta acción será, si se quiere, una de las primeras señales concretas del posible posconflicto. Y el hecho de hacerse entre ambos actores, es muestra de la posibilidad de encontrar intereses comunes en los cuales Colombia se pone por encima y que puede generar unas dinámicas muy importantes de confianza entre ellos mismos. Es, pues, demostrar que es posible asumir conductas de paz, no obstante toda la historia que hemos padecido.
Así como para protestar contra el minado se hacía la campaña de "arremángate", hoy podemos decir que esta acción de iniciar conjuntamente el desminado es el inicio de un nuevo país.
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