Luis F. Gómez


He tenido conocimiento de un conato de cambio del Fiscal de Derechos Humanos 9 de la Fiscalía General de la Nación, Alberto Reyes, podría aparecer como una rotación normal dentro del giro ordinario de movimientos en la Fiscalía. Pero tenemos nuestras dudas al respecto. Lo problemático es que es el fiscal gracias al cual el proceso por la muerte de Orlando Sierra logró llegar a cierre y a acusaciones concretas. Este proceso con respecto a algunos acusados está en segunda instancia y con relación a otros está apenas en primera instancia en recolección de pruebas. Y qué extraño, de manera intempestiva hay conato de cambio de fiscal. ¿Cuáles son las "grandes" razones de unos funcionarios de la Fiscalía, para que se esté urdiendo un plan de cambio?
Esto no huele bien, o por lo menos no parece tan claro.
Primero que todo el abogado Alberto Reyes fue el único que logró cerrar la investigación, casi 10 años luego de haber iniciado las investigaciones. Es un hecho que la Fiscalía en Caldas dio muchas vueltas y no logró organizar el material probatorio que se recopiló en su momento. Tanto así que solamente hasta cuando el proceso se llevó para la Fiscalía General de la Nación en Bogotá se logró finalmente que se cerrara. Y todo ello tiene nombre propio, el doctor Alberto Reyes. Él asumió el caso con mucha seriedad y hasta exponiéndose a la máquina de matar que hay detrás del crimen de Orlando Sierra, y estructuró un expediente sólido y grave, evidentemente con las limitaciones propias de un proceso en el cual han matado a varios de los implicados y testigos. Es un expediente que chorrea todavía sangre. ¿Cuál sería la razón para cambiar al fiscal en medio del proceso?
En segundo lugar, las calificaciones y evaluaciones del Fiscal Reyes siempre han estado dentro de los parámetros de los buenos funcionarios según tenemos entendido. Curioso que lo pasen de la Fiscalía de Derechos Humanos, donde siempre se ha desempeñado con buen reconocimiento, a otra dependencia de la Fiscalía. ¿Por qué el cambio? ¿Por qué en este momento?
En tercer lugar, ¿por qué en la Fiscalía General de la Nación no se le brindó especial protección al fiscal? En algunas oportunidades fue gracias a los buenos oficios del Director General de la Policía que se gestionó algún tipo de protección para las diligencias. Así que ahora no vengan a decir que es por proteger a su funcionario que se quiere trasladarlo. En vez de cambiarlo lo que hay que estudiar es cómo protegerlo. Ese es el punto clave.
Sencillamente huele mal. Huele mal. Y ya el Vice-Fiscal ha manifestado que no lo van a trasladar. Le creemos. Esperamos que sea así. Pero queda el mal ambiente como si hubiera una conspiración por detrás, seguramente a espaldas del Fiscal y del Vice-Fiscal. Y hay que pedirles que investiguen si estamos frente a un complot contra la buena marcha de este importante caso de violación del derecho a la vida y a la garantía constitucional de la libre opinión. Para la opinión pública sería sencillamente inadmisible que un caso tan emblemático lo comiencen a minar desde adentro de la misma Fiscalía.
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