Jorge Alberto Gutierrez


¿Ustedes se acuerdan de una señora española de ochenta años, Cecilia Giménez, que hace dos, "restauró" el Eccehomo de la localidad zaragozana de Borja, el cual quedó con máscara de mico que de redentor del mundo?
Pues en vez de pasar desapercibida, la historia se convirtió en un fenómeno de talla mundial. La intervención de esta pintura de principios del siglo XX ocasionó una curiosidad tal, que ocupó las primeras planas de periódicos, revistas y redes sociales; incluso internet hizo su agosto con los chistes que sucedieron al "sacrilegio"; es tal el absurdo que aún hoy, las colas para visitarla siguen congestionando el entorno público del santuario.
Lejos de apagarse, el fenómeno del Eccehomo sigue más vivo que nunca: además de las camisetas, etiquetas de botellas de vino y aplicaciones móviles, entre otros muchos suvenires, la insólita restauración va a protagonizar próximamente una ópera en Estados Unidos y formará parte también de una escena en la película Torrente 5. El alcalde del municipio, satisfecho, aseveró que la "restauración" ha favorecido a Borja, puesto que se ha incrementado notablemente la afluencia de turistas, lo cual ha repercutido positivamente en la economía local.
No va a pasar lo mismo, afortunadamente, con las intervenciones que ha venido sufriendo la Catedral de Nuestra Señora del Rosario, el ícono con el cual los manizaleños de la primera mitad del siglo XX decidieron entrar en la modernidad y con el cual, también, fueron reconocidos por el mundo.
Una obra de concreto es antes que nada una obra de carpintería. En nuestro caso, un molde colosal de tabla burra y guadua, que se llenó de concreto traído de Suecia, un material moderno que hacía sus primeras excursiones por el mundo, y que por la misma razón no estaría destinado a las llamas, como aquellas que habían devorado a Manizales, una ciudad trazada a la manera de los "castrum romanos", de arquitectura refinada y ansias de futuro.
La euforia colectiva "revolucionó" la cotidianidad de la Manizales de los años treinta. La ciudadanía entusiasmada aportó su mano de obra y participó en la recolección de fondos para la construcción de la Catedral que sería patrimonio de todos, por siempre jamás. Para lograrlo se realizaron convites, movimientos de tierra, se removieron los escombros aún humeantes de su tragedia reciente, se fritaron "millones" de empanadas, se donaron las joyas de señoras y matronas republicanas y cuatro burgueses aportaron el dinero necesario para la construcción de las torres laterales con la imagen de su santo, arriba, en la cúspide.
Los santos de las torres de la catedral de Manizales fueron reemplazados por otros santos en fibra de vidrio, para suplir en parte la destrucción ocasionada por los terremotos que sacudieron la ciudad, incumpliendo de paso, el compromiso tácito con los donantes y caricaturizando la elegancia sutil que los hacía hermosos. Buena parte de la nave central fue recubierta de "perlita", desconociendo la calidad del concreto visto, el púlpito fue destruido, y por si fuera poco, en días recientes el plumaje de los ángeles del sagrario fue pintado de azul bebé y de gris brillante, los cuatro evangelistas y San Pedro y San Pablo con todo el andamiaje del atrio, tergiversando por completo el valor artístico de la catedral.
La señora Giménez actuó por su cuenta y decidió restaurar el Eccehomo de Borja. No consultó, no sabía de historia, ni de pintura, ni nada que se le pareciera. En su osadía acabó con la imagen de cristo: lo ridiculizó al dotarlo con facciones propias de un simio.
Así como el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, tampoco la ignorancia de la historia y de la arquitectura puede pasar impune, cuando amparados en ella se "destruye"el patrimonio público.
PD: El concreto visto junto con la madera, los mármoles, piedras, entre otros, es considerado como uno de los materiales nobles de la arquitectura, en consecuencia pintarlo de gris, ver el Club Manizales y muchas obras de ingeniería de "mundos" subdesarrollados, es un exabrupto que atenta contra su calidad estética.
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