Carolina Martínez


¿Cómo que no llore más? Hace quince días mi papá estaba vivo y hoy esta muerto y pienso llorarlo unos veinte años más, tal vez no me alcanzará la vida para esculpir su memoria en mi mente. Y entre olores y recuerdos, navegaré entre lágrimas y fotos, y entre recuerdos, llanto, y del llanto a las imágenes y de estas a unos gritos y a poesía, y entre las poesías lloro, por el tiempo que yo quiera y mientras lo necesite, así de la forma en que él lo haría si al contrario hubiera sido, muerta yo y él vivo, mi papá me lloraría hasta acabar con sus lágrimas y hasta antes de nacer. Así que de mí no esperen que no llore o no grite, de mí no esperen otro tema ni nada que lo marchite.
"Te llamarás silencio en adelante y el sitio que ocupabas en el aire se llamará melancolía" Aquí lo tengo papi, tu libro de poemas manuscritos forrado en cuero café. Nuestro libro de los jueves, desde mis quince y por varios años nos sentábamos cada semana a leer y aprendernos los poemas, este de Eduardo Carranza y muchos de Neruda, pero este te gustaba más que todos, yo diría, y no puedo y no quiero olvidarlo un instante. "Escribiré en el vino rojo un nombre, él tu nombre que estuvo junto a mi alma sonriendo entre violetas." Ay papi, y ahora escribiré tu nombre invisible y te llevaré violetas a la tumba, allá a ese silencio oscuro y verde en el que están tus cenizas, allá donde no estás tú ni estoy yo, porque yo estoy aquí y tú en mi corazón "Un día iré a buscarme, iré a buscar mi fantasma sediento entre los pinos y la palabra amor. Te llamarás silencio en adelante. Lo escribo con la mano que aquel día iba contigo entre los pinos."
También me dicen que te deje ir, que mientras más te llore tú más sufres, y que no me atormente oyendo Agustín Lara tomándome los cunchos de las botellas que una noche tú empezaste ¿Y entonces qué más hago? Tú estás muerto y yo viva, aunque no me siento estoy aquí, eso ya lo sé, aunque parezca mentira y aunque… ¿para qué la música sin ti? Para qué la risa. Tú eras mi cómplice, mi príncipe, mi vida. Otros me dicen que esto pasa con el tiempo y que ya conocen mi dolor porque su papá murió también. Pero a mí que me perdonen porque no tienen ni idea. Nadie sabe lo que fue este papá mío, nadie imagina el amor que su alma me entregó, ni saben lo que nos parecíamos, ni lo que ese amor me dejó. Por eso no me pidan nada, que yo estoy sola y vacía hasta el día que su recuerdo me caliente el corazón.
Y es que aunque trato no puedo, pero otro día les contaré quién más fue Jorge Martínez el hombre y no el padre, el que llorando recitaba Garrick en las fiestas "El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas, aquí aprendemos a reír con llanto y también a llorar con carcajadas", algún día seguro les contaré su historia de amor con mi mamá y su muerte en el momento del amor reivindicado y sublime, pero hoy es mi dolor de hija el que me duele hasta el fondo del dolor y sin respiro, porque estas notas de amor de Agustín Lara que están en mi cabeza sin entrar por mis oídos, yo entiendo, comprendo y sé, que no solo podría decir que a él le gustaban, sino que el asunto es que él se creía Agustín.
No lo puedo explicar, pero lo siento, hay que oírlas y sentirlo a él para saberlo: Yo nací con la luna de plata y nací con alma de pirata, he nacido rumbero y jarocho trovador de veras, y me fui lejos de Veracruz. Veracruz, rinconcito donde hacen su nido las olas del mar, Veracruz, rinconcito de patria que sabe sufrir y cantar, Veracruz, son tus noches diluvio de estrellas, palmera y mujer, Veracruz, vibra en mi ser, algún día hasta tus playas lejanas tendré que volver...
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