Quién no va a querer al Chavo del Ocho; es imposible no amar a este niño grande y huérfano que nos ha hecho reír y llorar toda la vida. Y a los demás del vecindario: La Chilindrina, esa niña desgualetada y berreona que vivía con su padre el malgeniado Don Ramón, y al profesor Jirafales y a su enamorada Doña Florinda, que se sentía elegantísima al salir a la calle con sus rulos en la cabeza a pegarle a Don Ramón, sin motivos, casi siempre por culpa de su insoportable hijo Quico. Y como no querer al que se los inventó, Roberto Gómez Bolaños Chespirito (Q.E.P.D.) un genio, actor, comediante, dramaturgo, escritor, guionista, compositor, director y productor de televisión, que nos dejó su alma en cada capítulo, grabados hace más de 40 años.

Tan importantes fueron los amigos del Chavo, que su creador acabó con ellos con tal de que fueran solo de él. Doce años duró el pleito con la actriz María Antonieta de las Nieves, quien interpreta a la Chilindrina, era la Chilindrina y le dio vida a la Chilindrina con su llanto y carantoñas. Ella lo ganó el año pasado y ahora puede obtener algún lucro de su personaje. La pelea en los estrados de Carlos Villagrán, el cachetón y consentido Quico, duró menos y la perdió, por lo que le tocó cambiarle el nombre por Kiko con "K" e irse a vivir a Argentina -donde Roberto Gómez no tiene los derechos registrados- para poder ganarse la vida con el show de su personaje, a quien inventó los cachetes y su forma de hablar, de llorar y de ser. Y tan importante es el vecindario del Chavo que el portal The Huffington Post señaló que este programa ha sido uno de los de mayor rating en la historia, con más de 111 millones de espectadores, audiencia similar a la que tiene el Super Bowl. Y los expertos en mercadotecnia han reconocido que es un fenómeno único, porque primero surgió el producto y después se convirtió en una marca comercial altamente reconocida en Estados Unidos y América Latina.

Quico, o Carlos Villagrán, cuando supo que María Antonieta, o la Chilindrina, había ganado la demanda, manifestó que por fin se hizo justicia. Dijo, además, que "Roberto registró todos los personajes a nombre de él, y nosotros, a excepción de La Chilindrina, no ganamos ni cinco centavos de regalías. Todo llega a manos de Roberto Gómez Bolaños y yo pienso que eso está mal".

Dicen también que esta obra le generó a Televisa ganancias por más de 1.700 millones de dólares, desde que se dejó de grabar en 1992, y que gracias a ella El Chavo murió millonario dejando una gran fortuna para repartir entre sus seis hijos y Doña Florinda, o Florinda Meza, su compañera durante los últimos 40 años, quien ya anunció que va a hacer una película sobre su historia de amor, utilidades que se sumarán a las del imperio que construyó su marido, que incluye videojuegos, muñecos, series animadas, alimentos, bebidas y películas.

Y es que no es para menos, con lo difícil que es hacer reír, y más con adultos representando a niños. Si hasta su música es genial: aunque el soundtrack que el Shakespeare mexicano utilizó desde 1970 en su programa, se titula The elephant never forgetsy es una adaptación de la Marcha turca de Beethoven, realizada electrónicamente por el francés Jean-Jacques Perrey, quien sí le ganó la demanda a Gómez Bolaños y a Televisa, y tuvieron que pagarle millonarias regalías por el uso de su canción sin pagar derechos por tantos años.

No entiende uno cómo es que se le chispotea al Chavo, sin querer queriendo, tanta ambición. Nadie contaba con su astucia, aunque lo sospeché desde un principio que todos sus movimientos estaban fríamente calculados. De todas maneras, que no panda el cúnico, y bueno, pero no te enojes, que nadie es perfecto, y al cabo que ni quería.

Pero fíjate, fíjate, fíjate…