Cristóbal Trujillo Ramírez


Lo que sucede con la educación en Colombia, lo podemos asimilar al símil del "campo inclinado" que ilustra, magistralmente, el economista John Roemer; pensemos lo que puede pasar en un partido de fútbol si uno de los equipos siempre tiene que avanzar con el balón cuesta arriba, en tanto que el otro equipo aprovecha el declive del terreno para que el balón ruede, siempre, a su favor. Recientemente he leído el texto "Separados y desiguales", publicado por la editorial de la Organización de Justicia, con la autoría de José Rafael Espinosa y Mauricio García Villegas; vale referenciar este documento porque es el compendio de serias investigaciones que sobre la educación colombiana se han producido. Algunas de sus conclusiones ratifican la afirmación inicial: la educación en Colombia es como un partido de fútbol que se juega en una cancha inclinada, en la cual los pobres tienen el terreno en su contra y los ricos a su favor, pero lo más grave de todo es que el sistema educativo colombiano no alcanza a equilibrar el terreno de juego y, por el contrario, reproduce la segregación social; veamos algunos datos concluyentes de esta investigación:
- Los factores asociados con la calidad de la educación se clasifican en tres niveles: el familiar, el escolar y el institucional. En el primero, se caracterizan todas las condiciones socioeconómicas de las familias, la capacidad económica de los padres y su nivel de ingresos, su escala de estudios, número de hijos, acceso a los servicios de computación e Internet. En el segundo nivel, es decir en el escolar, se referencian factores como la docencia, la infraestructura, los tiempos de clase, el proyecto pedagógico, la gestión escolar. En el tercero, el denominado institucional, se revisan factores como los recursos del SGP (Sistema General de Participaciones), la ubicación geográfica del municipio, condiciones de vulnerabilidad e inversión.
- Luego de un análisis econométrico y de utilizar modelos matemáticos, la investigación concluye que las causas asociadas con el nivel familiar, tienen una ponderación de incidencia en los resultados académicos de los estudiantes en un 70%, las causas asociadas con la institución educativa un 23% y las características territoriales un 7%.
- El nivel de ingresos de los padres, su escala de estudios y el número de hijos, influyen directamente en el rendimiento académico de los estudiantes.
- No es mejor la educación que ofrecen los colegios privados sobre los colegios públicos; lo que hace que esos resultados se vean superiores es precisamente la alta incidencia de los factores asociados con el primer nivel, es decir, con la familia.
- Existen colegios públicos que ofrecen educación de muy buena calidad, no obstante, los resultados académicos de sus estudiantes no sean de una altura superlativa, precisamente porque la incidencia de los factores del entorno familiar les son altamente desfavorables.
- La educación en Colombia fomenta la segregación social, toda vez que los ricos estudian con los ricos y los pobres con los pobres; solamente se encuentran en condición de patrón y empleado, jefe y subordinado o, en el peor de los casos, peón y capataz.
Hasta allí, algunas de las más significativas conclusiones del documento que considero pone en blanco y en negro la situación de la educación colombiana, que tanto preocupa a gobernantes, a dirigentes políticos, a actores sociales y a organizaciones civiles, a los empresarios, a los maestros y, en general, a todo el país, porque todos somos conscientes de la importancia de la educación en el desarrollo de los pueblos, como quiera que allí, se encuentra el tesoro de las oportunidades y si no logramos equilibrar el campo de juego para que se compita en condiciones de equidad, cada día ahondaremos las brechas de la desigualdad y de la inequidad, porque a ese tesoro de oportunidades solamente podrán acceder los hijos de los ricos; entre tanto, los hijos de los pobres seguirán luchando por la supervivencia, sintiéndose, tal vez, orgullosos de una patria que les limita y les condiciona el fundamental derecho a la educación.
Finalmente, traigo a colación el artículo del 6 de diciembre de 2013, titulado: ¿Los mejores... en educación? publicado en esta misma columna y en el cual nos preguntábamos si finalmente las Pruebas Saber miden la calidad de la educación en Colombia o son un indicador que proyecta, en consecuencia, la inequidad socioeconómica de sus familias; pues bien, creo que hemos encontrado la respuesta.
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