Cristóbal Trujillo Ramírez


Una más entre tantas tensiones que vive la educación hoy en Colombia, es indudablemente la relación escuela y familia; teniendo un propósito común como es el proyecto de vida del escolar, uno no se explica por qué, ésta se ha tornado en una relación tan tormentosa. Pareciera que no compartieran los mismos objetivos; pareciera que no fuesen aliados estratégicos en el mismo proyecto; sin lugar a dudas esta relación conflictiva en nada contribuye con la efectiva formación de los niños y jóvenes. Para ilustrar de algún modo este álgido aspecto, mencionemos algunos hechos que evidencian el estado actual de esta relación:
Recurrentes quejas ante las secretarías de educación por parte de los padres de familia en contra de profesores y directivos.
Acciones de tutela de los padres de familia en contra de las instituciones educativas.
Congestionadas audiencias de los padres de familia en las unidades de inspección y vigilancia de las secretarías de educación.
Numerosas demandas de padres de familia contra docentes y directivos en las oficinas de control disciplinario, Personería municipal y Defensoría del Pueblo.
Presencia de padres de familia en los medios de comunicación denunciando instituciones educativas, profesores y directivos. Además de los conflictos que a diario se viven al interior de las escuelas y que no logran trascender a los niveles antes mencionados.
En esa búsqueda razonable del por qué se presentan estas situaciones, me he encontrado un bello documento en el libro "Entrénalo para la vida" de Cristina Gutiérrez Leston: "Existen padres que preparan el camino a sus hijos y otros que preparan sus hijos para el camino"; así mismo hay maestros que preparan el camino para sus estudiantes y otros que preparan a sus estudiantes para el camino.
Creo que allí está la causa de este divorcio; padres de familia y docentes no nos hemos puesto de acuerdo en los caminos de formación de sus hijos, seguramente tenemos el mismo propósito, pero no nos hemos identificado en la ruta. Existen padres de familia complacientes que rechazan las exigencias de la escuela, y también nos encontramos con padres de familia exigentes que rechazan los bajos niveles de exigencia del actual sistema educativo.
Por mi parte, pienso que no hay que prepararles el camino, hay que prepararlos para el camino, un camino que es incierto, pedregoso y bastante congestionado, la competencia en el camino de la vida es ardua, las oportunidades son escasas y los aspirantes cada día son más, el reto es la excelencia, solo aquellos que lo logren accederán a ellas, la ruta es la exigencia; la permisividad y el facilismo ya ha cobrado muchas vidas.
Desde esta óptica invito a docentes y padres de familia a sellar alianzas estratégicas que por la vía de la exigencia, la disciplina y el rigor académico, le apuesten a preparar los niños y jóvenes para que sean competentes en el camino de la vida; por supuesto rodeándolos tanto en el hogar como en la escuela de efectivas dosis de afecto. El ser humano inundado de amor y de dignidad está preparado para responder asertivamente ante condiciones de exigencia.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015