Daniel Gómez Gaviria


Los subsidios directos y ayudas específicas a sectores productivos han sido un instrumento preponderante en la política económica colombiana. En el contexto de la política de sustitución de importaciones era uno de los muchos instrumentos usados para promover sectores nacionales y "sustituir importaciones". ¿Por qué son tan prevalentes y cuáles son las repercusiones de su utilización?
Lo primero que hay que notar es que un subsidio directo a un sector particular es una maravillosa herramienta política: el grupo beneficiario es fácilmente identificable, al igual que el monto de los recursos, y el gobierno que lo concedió es igualmente fácil de identificar. Los subsidios, por lo tanto, se vuelven instrumentos particularmente vulnerables a la captura política y la corrupción.
Lo segundo que debemos notar es que un subsidio incentiva más de lo que ya hay. El subsidio no favorece cambiar la forma de producir, invertir, cambiar de sector. Promueve más de ese algo subsidiado. En ese sentido, no contribuye a procesos de tecnificación, modernización y lo que ahora llamamos "transformación productiva". Favorece más bien el estancamiento productivo.
¿Cuáles son las alternativas de política económica? ¿Qué se debe favorecer? En un trabajo reciente, Ernesto Stein del BID propone una útil taxonomía de políticas públicas. Stein identifica dos dimensiones de políticas, pueden ser horizontales o verticales, y pueden ser intervenciones en mercados o provisión de bienes públicos. De esta manera, tenemos 4 tipos de políticas públicas: intervenciones en mercados horizontales, intervenciones en mercados verticales, provisión de bienes públicos horizontales y provisión de bienes públicos verticales. En el primer grupo están políticas como los beneficios tributarios o subsidios para investigación básica. En el segundo están los subsidios específicos tradicionalmente usados. En el tercer grupo están la infraestructura, seguridad, justicia, educación básica. Finalmente, en el último grupo están cosas como formación de tecnólogos, cadenas de frío, apoyos para certificaciones.
Cada una de las cuatro categorías tiene diferente grado de vulnerabilidad a la captura de grupos de interés y cada una también genera diferentes incentivos en el sector privado. Las intervenciones verticales en mercados son las más vulnerables y las que menos promueven la transformación productiva. La provisión de bienes públicos horizontales son las menos vulnerables a problemas de captura y áreas donde Colombia tiene muchas tareas pendientes. La provisión de bienes públicos verticales y ciertas intervenciones horizontales en mercados son casos intermedios. Son el tipo de políticas identificadas con la "nueva política industrial". Estas políticas tienen el potencial de contribuir a la transformación productiva, aumentos de productividad, éxito exportador y empleo. Pero para evitar que sucumban a problemas de captura deben ser diseñados con cuidado incorporando objetivos y metas de desempeño, cláusulas de terminación, evaluaciones de impacto y de costo-beneficio.
En Colombia ya estamos avanzando hacia el fortalecimiento de este tipo de políticas, en instituciones como el Programa de Transformación Productiva (PTP) e iNNpulsa. Pero la tentación de los subsidios y sus réditos políticos y electorales es fuerte. Si queremos aprovechar oportunidades de los 16 acuerdos comerciales ya firmados y consolidar tasas de crecimiento por encima de 5%, debemos cumplir las tareas en los temas horizontales y reemplazar los subsidios por provisión de bienes públicos protegiéndolos de captura política. Ese es uno de los retos para los próximos 4 años.
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