Daniel Gómez Gaviria


Con ocasión de los dos años del TLC con Estados Unidos, hemos visto un importante despliegue en medios, incluido Portafolio, sobre balanzas comerciales y los efectos de los acuerdos comerciales. Infortunadamente, muchos de los datos presentados no le ofrecen al público una lectura completa de estos acuerdos tanto por el tipo de información presentada como por las inferencias que sugieren. Ilustremos los puntos con el caso del TLC con Estados Unidos y el tipo de datos y análisis que nos han ofrecido.
La mayoría de análisis se han concentrado en cambios en la balanza comercial bilateral entre Colombia y Estados Unidos argumentando que el aumento de importaciones de Estados Unidos y la caída de exportaciones Colombianas hacia Estados Unidos es evidencia del efecto negativo del acuerdo. La primera observación es que no sólo se firman acuerdos para exportar, sino también para importar. Las ganancias del comercio vienen, en gran medida, de la posibilidad de ampliar la canasta disponible de productos, tanto de consumo final como de bienes intermedios. Las importaciones reflejan las nuevas posibilidades de consumo y la disponibilidad de nuevos bienes de capital y tecnologías que el sector productivo puede importar y usar a su vez para generar oferta exportable. Importar, no es malo.
En segundo lugar, es incorrecto evaluar los acuerdos comerciales únicamente mirando las balanzas comerciales bilaterales ya que esto ignora efectos de desviación y creación de comercio. Por ejemplo, un aumento en las importaciones de cereales desde Estados Unidos puede reflejar recuperación de su participación en el mercado colombiano que habían ganado los países de Mercosur con quienes tuvimos preferencias arancelarias antes que con Estados Unidos. Un análisis completo debe tener en cuenta la balanza comercial total del país. No sólo los cambios bilaterales.
El tercer punto clave en el análisis de cambios en balanzas comerciales bilaterales es el análisis de causalidad: ¿los cambios en la balanza comercial son producto de los acuerdos firmados? En el caso de la balanza comercial con Estados Unidos, cambios en la balanza comercial, y la caída de exportaciones totales de Colombia, se explican por la caída del precio del petróleo y la caída en volúmenes exportados de café. En ambos casos, estos efectos no tienen ninguna relación con el acuerdo comercial.
Lo que sí podemos inferir de este último punto es que tenemos un reto importante de generación de oferta exportable para aprovechar el acceso al mercado de Estados Unidos. En los dos años que lleva el tratado hemos visto surgir nuevos sectores de exportación en agro, manufacturas y servicios. En el sector agropecuario y agroindustrial estamos exportando carnes de pescado, ajos, mandarinas, filetes de tilapia, caña, conservas de atún, arándanos rojos, artículos de confitería ; en manufacturas, puertas, ventanas de aluminio, láminas de polímeros de cloruro de vinilo, manufacturas de cuero, ropa de tocador o de cocina, placas y hojas lisas de vidrio colado, cápsulas de gelatina para envasar medicamentos, transformadores, grupos electrógenos, niveladoras autopropulsadas, barcos faro, suéteres, cosméticos; en servicios, se fortalecen los servicios tercerizados para empresas (BPO&O) y el turismo de salud.
La oferta de exportaciones no minero-energéticas ha aumentado pero su ritmo de crecimiento es insuficiente. Es ahí donde requerimos trabajo coordinado entre el sector público y el sector privado para materializar acceso y seguir diversificando y sofisticando oferta exportable.
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