Jorge Enrique Pava


Al momento de escribir estas líneas no se encuentra legalizado el encargo de quien entrará a reemplazar a Guido Echeverri Piedrahíta, y la Gobernación de Caldas sigue en interinidad y el departamento en el limbo. Desde finales de 2011, hasta la fecha, han pasado por el Palacio Amarillo 8 gobernadores, lo que ha sumido a Caldas en un desconcierto total y le ha causado una parálisis sin precedentes.
Estas son las consecuencias de la politización de la justicia, o de la judicialización de la política. Y en el caso que nos ocupa, el Consejo de Estado ha demostrado una gran indolencia y le ha dado largas a un asunto que debería ser prioritario por la profundidad de lo que encierra y por el perjuicio que causa. La indefinición, la dilación y la intriga politiquera han quedado nuevamente en evidencia en la demanda que cursa contra la elección del gobernador Echeverri. Y Caldas, mientras tanto, paralizado y sin quién se atreva a tomar decisiones de fondo.
Hace unos días comentábamos que los astros se habían alineado para el beneficio caldense. Hoy, con tristeza, tenemos que admitir que esa alineación de los astros va a ser otra oportunidad perdida y que nuevamente veremos pasar el desarrollo por el frente sin poder aprovecharlo. El presidente del Congreso Nacional; un ministerio de transporte colmado de manizaleños y caldenses; una fuerza parlamentaria con grandes vínculos y relevancia; y otros importantes puestos en el Gobierno Nacional donde brillan con luz propia personajes oriundos de esta tierra, son esas oportunidades que no tenemos forma de canalizar por la interinidad en la gobernación. Y mientras tanto, las peleas intestinas dentro de los partidos y la persecución de poder personal y egoísta no dejan que exista una conciliación para el beneficio general.
¡Basta ya de pelear por una tajada, mientras la torta se desmorona! ¡Basta ya de tratar de arrebatar un pedazo del poder, mientras el departamento se derrumba! ¡Basta ya de pensar en los intereses individuales, mientras Caldas se ve inmerso en la parálisis, el desconcierto y la imposibilidad de desarrollo y progreso! Las fuerzas políticas caldenses están siendo inferiores al momento crucial que vivimos. No puede ser que prevalezca la lucha partidista, de poder individual y de cálculos electoreros sobre el bienestar de los caldenses. No puede ser que esos seres a quienes el pueblo ungió con las más grandes responsabilidades, hoy se empequeñezcan ante el desafío que el destino las ha puesto, y prefieran seguir alimentando odios, rencillas, retaliaciones y venganzas en detrimento de su terruño.
Esto no es más que una falta de respeto por el departamento que, a merced de las decisiones de un Consejo de Estado débil, pusilánime, permeado por la politiquería e indolente con nuestra situación, tiene que soportar la ineficiencia de sus dirigentes.
Independientemente de los altísimos costos de un nuevo ejercicio electoral (si es que se da), el precio que estamos pagando por la irresponsabilidad de múltiples actores (desde el elector, pasando por el gobernador y quienes lo avalaron, y hasta el Consejo de Estado), es incalculable. Porque esas oportunidades que estamos derrochando con nuestro silencio cómplice colectivo, difícilmente se volverán a presentar. Porque además estamos contribuyendo a acabar con la poca imagen que el departamento de Caldas había recuperado, y minando los ya escasos propósitos económicos de un Gobierno Nacional que ha demostrado cicatería con el departamento.
¡Sí! Es un irrespeto con Caldas y los caldenses. Pero además otra muestra de cobardía, resignación y escasez de liderazgo. Porque no es con invitaciones al presidente para que prevarique y no acate los mandatos legales, como los gremios se deben manifestar; ni los políticos manipulando y dilatando las decisiones de la justicia; ni la prensa silenciosa con temor de perder sus prebendas; ni la sociedad permisiva ante el deterioro de sus posibilidades de desarrollo. ¡No! Estamos en mora de exigir soluciones rápidas y decisiones inmediatas para que, de una vez por todas, el Consejo de Estado determine si Guido Echeverri vuelve a su ejercicio o, por el contrario, abordamos ya las nuevas elecciones y logramos ubicar un mandatario en propiedad. ¡Estamos en mora de exigir respeto!
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