John Harold Giraldo Herrera
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Lumièradas
John.giraldo.herrera@gmail.com
Saudó apela a una idea platónica: en un hombre residen todos los hombres, o todos los hombres pueden ser uno solo. Cuando viajamos por un nivel mítico, encontramos que los planos del relato son diversos: los psicológicos que viven los personajes, los de la subtrama mítica que se ubica de manera irrigada y el tiempo de la historia en el plano de la realidad (podríamos decir de este lado de acá). Se trata entonces de una película con un tinte asombroso, apta para que un espectador viva el sopor, y al tiempo se conecte con rituales y costumbres africanas matizadas en el Pacífico colombiano, en especial en el Chocó.
Verla es un encontrar que el cine en Colombia ha madurado, que sus historias son diversas como lo es el país, que no es solo el drama o la comedia los géneros reinantes. Su director Jhonny Hendrix aparece como un precursor de historias sobre su sitio natal. Ya empleó lo platónico en la película Chocó, cuando la mujer de esta historia interioriza y resume el padecimiento de varias de su misma condición. El resultado de Saudó, una palabra de esas venidas de la esclavitud negra, como Soweto (que engendró un movimiento afro, primero por un lugar de resistencia, luego como símbolo), el propio Mandingo, el personaje mítico, entonces Saudó recrea un lugar de confinación en las que las mujeres estuvieron para lograr mantener sus generaciones incólumes. Es un espíritu que nos recorre, porque cualquier cultura no quisiera ser arrasada y con su sapiencia han podido sobreponerse a las conquistas y situaciones de colonización.
En Colombia el aire africano se enciende y permanece. La cantidad de africanismos en el lenguaje lo demuestran, candonga, banana, zandunga que es un baile, o el arme del bororó, en fin. Como también las prácticas culturales: las comidas, fiestas, asuntos de brujería, y más. Lo particular es que Saudó puede escandalizar, cuando su propuesta es mantener coleando esas identidades fuertes que existen e hibridan, pero no mueren. En el fondo Saudó no es solo la historia de un hombre con su hijo que luchan por obtener el trono y fertilizar a todas las mujeres, se trata de una apuesta por las raíces. Cada escena nos enrostra esa necesidad de búsqueda de los que tienen la conexión con sus deidades y no se pueden desprender. Allí su director establece el puente y es el propio Mandingo pero del cine del pacífico.
Han dicho que se trata de terror, y no asusta, salvo por asuntos de racismo o porque como me contó su director “no estamos preparados”, para asumir la extrañeza como una riqueza, al otro como un ser legítimo. Desde luego que Saudó es mucho más, intenta verse como una película de viajes, y lo es, pues el solo hecho de colocar a dos individuos y a toda una cultura en sumergirse en un reencuentro, y al tiempo en un diálogo; lo que ha logrado Jhonny es que conversemos sobre aquellas tramas de la cultura que nos habitan, no para chocar, ni para desacreditarlas, sino para reconocerlas. Y si uno mira con cuidado, la familia central de la película es un modo de conversa, la piel se combinó así como sus pensares. Puede que no haya manifestaciones expresivas explícitas, y no las necesita, ya la puesta en escena las muestra y son nuestros ojos los que deducen el discurso que hay desde lo sonoro hasta lo que vemos, presagiamos y queda ahí volando.
Desde luego puede ser mejor, nadie lo duda, sobre todo cuando espectadores preferimos que todo se nos ofrezca, como en historias planas, acá la alucinación no es de padre e hijo, uno lo hace y a veces el vaho se contagia, esa mezcla de lo africano con lo occidental demoníaco habría que verla como parte de la hibridación. Somos legión dice. En cualquier caso, es una fortuna que podamos disfrutar de un laberinto de almas y que el resultado haya sido la idea de un Mandingo encarnado en un médico joven con su hijo deportista. No es para hilar de modo lineal, Saudó es un entramado de sensaciones que nos sacude desde la sala de cine hasta el pacífico colombiano, aunque su relato es universal.
Ficha técnica
Año: 2016
País: Colombia
Duración: 82 minutos
Guion y dirección: Jhonny Hendrix Hinestroza
Música: Álvaro J. Morales
Fotografía: Juan Carlos Gil
Actores: Luis Felipe Cortés, Robin Abonía, Estefanía Borge, Juan Ángel, María Eugenia Arboleda.
Productora: Antorcha Films
Género: Drama mítico Saudó
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