John Harold Giraldo Herrera
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Lumièradas
John.giraldo.herrera@gmail.com
No soy seguidor de las películas de terror, me parecen una forma de masoquismo mental y alteran mis nervios, seguro a muchos les atrae, de ahí que en la taquilla hayan varios títulos. Prefiero el drama: el suspenso, la aventura, los relatos épicos, las películas hechas con creatividad y emocionalidad. Las de terror, sí que se encuentran hechas para manipular nuestros sentidos, juegan con esa sensibilidad primigenia y nos sacuden de la butaca. Se escuchan gritos y hasta gemidos, hay giros y un sinfín de estrategias con las cuales el espectador queda cautivo en las historias. Pero lo que me parece llamativo es cómo se construye el sublime acto de la desesperación o del salto provocado. Se ha dicho desde mucho antes, y luego viene ese momento, ya estamos preparados y no hay escapatoria, el mayor terror es saber que sucederá. El Conjuro II es una prueba de ello.
Con una serie de tramas por fuera de las salas, esta película se ha augurado una de las más promisorias taquillas. Muertes de personas que la han visto en salas, supuestas posesiones y ruidos extraños. El hecho particular de que se trata de un hecho real, es decir, tiene mayor peso un terror basado en lo que fue, que en lo que se podría inventar. De manera que saber qué fue lo que sucedió es más escalofriante. Si el terror gusta, resulta que puede ser una especie de escapismo. Los zombis, por ejemplo, se han venido cultivando ya no como la degeneración de la especie humana o como su acicate, o como la pesadilla producto del mal manejo de sustancias tóxicas, pero lo que gusta del zombi es que un vivo muerto y puede generar toda serie de actividades más allá de lo normal.
El Conjuro refiere a una conspiración de las fuerzas oscuras que se ponen de manifiesto en nuestro plano terrenal. Se apoderan de una niña, esto ya es otro elemento del terror: lo más ingenuo y benigno, lo que trasmite una frescura y que en apariencia no podría suscitar ningún desequilibrio, es lo que se aprovecha para generar el suspenso y armar una trama llena de malicias y experimentos para sacudir. El terror cobra valor en extremo cuando es un infante el protagonista. Así El Conjuro es casi un documental y al tiempo excava nuestras emociones ocultas para reventarnos. Desde luego que es insípida, solo da miedo y ya, la historia no sitúa mayores elementos sociopolíticos, es decir, se trata de un momento de mucha efervescencia cultural, ideológica, grandes cambios se están gestando y apenas nos insinúan en la TV que aparece una dama de hierro.
Si al miedo le dan un espacio para que desde un momento y una época se puedan comunicar ideas, puede ser más pedagógico y a la vez enganche más espectadores, no solo enunciar que se trató del expediente Warren. Pero esos compromisos ya no los suele asumir con determinación los directores que sólo quieren poner a padecer a un público lleno de temores y que va a una sala a esconderse para ser maltratado emocionalmente y salir con una serie de inquietudes y prejuicios. Una monja (de nuevo lo benigno mutando), es la que obtiene el clímax para provocar diversas reacciones. Y saltar precipitado con las pulsaciones allá en esos rituales fantasmagóricos.
Seguro el terror seguirá apresando espectadores, cada experiencia que sacuda en una sala puede ser significativa, sabiendo que en la realidad de otros medios y de nuestros alrededores poco nos mueve. Por consiguiente, una nota sin mucho sentido en un periódico, podrá ser el comodín para que la industria del espectáculo le coloque todos los artefactos necesarios y la convierta en un producto vendible, así sepamos que ya pasó. El terror entonces mayor es cuando ya sabemos qué sucederá, luego las tácticas para conectarnos, serán el eslabón diferencial.
Ficha técnica
País: Estados Unidos
Año: 2016
Duración: 133 minutos
Director: James Wan
Guion: Carey Hayes y Chad Hayes
Música: Joseph Bishara
Fotografía: Don Burgess
Actores: Vera Farmiga, Patrick Wilson, Frances O'Connor, Madison Wolfe, Lauren Esposito, Patrick McAuley, Benjamin Haigh, Maria Doyle Kennedy, Simon Delaney, Franka Potente, Simon McBurney.
Productora: Evergreen Media Group / New Line Cinema / The Safran Company
Género: Terror | Sobrenatural. Secuela
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