Mario César Otálvaro

LA PATRIA | Bogotá

Llegó Navidad, y no hemos terminado de organizar la casa, ni de cumplir con la apretada agenda que la ocasión amerita, y pronto pasará, con esta volatilidad en la que se ha convertido el tiempo, del que estoy casi seguro es cada vez más corto.

Nos vamos volviendo viejos con cada año del calendario, y es necesario poner a funcionar el espejo retrovisor para ver tantas cosas que quedaron en el camino, otras pendientes, y muchas más realizadas que nos llenan de sentimiento y nos hacen soñar.

Es hora de volver, en casa nos esperan, los amigos buscando compartir ese rato que se hizo difícil por las ocupaciones, y la familia lista para disfrutar las mejores horas con ese espíritu especial que nos brindan las luces, la música y los colores de la Navidad.

Para todos, grandes deseos por unas felices fiestas, y por una nueva temporada llena de logros personales, y de satisfacciones deportivas, tan escasas durante los últimos 12 meses, que se limitaron a alegrías parciales.

El deporte caldense es uno de los perdedores en el balance global de la región. El número de medallas en Juegos Nacionales, los oros de atletas locales participando por otras zonas por falta de apoyo, y el manejo politiquero desde el gobierno, ahondan la crisis.

Las preseas doradas, 3 frente a 29 de Risaralda y 7 del Quindío, nos ponen terceros del Eje Cafetero que dominábamos a placer, hiere el orgullo de quienes a lo largo de la vida nos hemos interesado y preocupado por el acontecer deportivo de los nuestros.

El ciclomontañista Marcelo Gutiérrez, por ejemplo, quinto del mundo en down hill, y solo para citar uno de los muchos que se han ido, fue declarado entre los mejores del 2015 en el vecino departamento, donde lo acogieron con garantías y les respondió ganando.

Que pena, y nadie paga el costo político, ni se generan los debates suficientes porque aquí hay pocos dolientes y sí flojas explicaciones, mientras cedemos terreno, como lo hemos entregado en liderazgo y oportunidades, temas que no son de mi resorte.

El Once Caldas terminó cumpliendo. Con Torrente se hizo un papel decoroso, se estuvo cerca de la semifinal, fue protagonista, y con una nómina débil se superó el presupuesto con base en su fortaleza defensiva y los buenos remiendos del medio hacia adelante.

Es evidente que se deben contratar jugadores y la tarea no será fácil, pero hay que apresurarla dado que se tiene el pedido de 4 o 5 unidades por parte del técnico y el diagnóstico claro respecto a las necesidades, con la obligación de acertar.

Sobre el plantel, no creo que haya intransferibles, o quizá el arquero Cuadrado, y la salida de Johan Arango al Medellín es apenas normal para un delantero que precisa de aire nuevo, y que ojalá entienda su potencial porque lo tiene todo para triunfar.

Nadie lamentará a quienes salgan por negocios directos en la medida que al club lleguen remplazos y algo más, dejando el éxito de la gestión en el buen ojo de los encargados de traerlos, y en la forma como se estén adelantando esas alternativas.

Ya ocurrió con Menosse y Lucena, brillantes en su desempeño, aunque el fracaso fue monumental en las posiciones clave por llenar, ya que ni delanteros ni mediocampistas rindieron, y en ese sentido los dirigentes están deuda con la afición y con el club.

P.D. Dos décadas completas llegando hasta ustedes cada domingo con éstas líneas solo me permiten un agradecimiento eterno al diario de casa, y a quienes se toman el tiempo de leerlas. Después de un corto receso por vacaciones espero regresar a mediados de enero.

Hasta la próxima…

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