Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Es común en Bogotá que nos pregunten porqué el periodista deportivo caldense tiene tanta aceptación, estando muchos hoy –y desde hace un buen tiempo– al frente de los principales medios del país con voz, influencia y poder.

Colonia numerosa, al punto que nos tienen como una marca, llegando en ocasiones a identificar a Manizales como la tierra de los comentaristas deportivos, honor que nos enaltece, y que lógicamente produce un orgullo inmenso.

Respuestas habrá varias, la mía siempre será la misma, y es que somos fruto de lo que sentimos y vivimos desde nuestra infancia, y que tiene relación con Javier Giraldo Neira, toda una institución dentro de la radio, la sociedad, y el gremio.

El maestro decidió poner fin a su brillante y laureada carrera, y se va convertido en verdadera leyenda del periodismo colombiano. Su sello, que tuvo impacto nacional porque fuera de la ciudad hubo miles que lo siguieron, perdurará eternamente.

Fue deportista, estudió derecho, creó empresas, gerenció emisoras, lideró campañas cívicas, veló por la integridad del Once Caldas en épocas aciagas del narcotráfico, y nunca temió a la competencia, por el contrario forjó a quienes más adelante fueron sus mayores rivales.

Crecimos escuchándolo en Estadio y Multitudes programa que inicialmente iba a las 7:45 de la noche por Radio Manizales, con audiencia total, siendo el terror para dirigentes y jugadores del Once Caldas porque desde allí sentaba cátedra con sus posiciones.

A la par cubrió todos los sucesos del deporte Colombiano sin abandonar su terruño, y luego de rechazar múltiples ofertas para trasladarse a la capital. Fue rey de la sintonía en cuanta transmisión estuvo, y en Palogrande ni se diga, medio siglo mandando a plenitud.

Por lustros escribió Tiros de Esquina en este diario, donde además fue Editor de Deportes, con un estilo depurado y una rigurosidad literaria única. Tuve la fortuna de remplazarlo en su columna gracias a la invitación que me hizo Luis José Restrepo, hace ya 22 años.

Fundó Nuevo Estadio el semanario más importante que ha tenido Colombia, generando opinión desde Manizales, poniéndonos a pensar con sus editoriales, y convirtiéndolo en consulta obligada para amantes del fútbol y coleccionistas.

En Ondas del Nevado, emisora de su creación, nos enseñó a oír baladas, con un gusto exquisito al elegir a los locutores, y una programación acorde con ese arrollador primer lugar de las preferencias. Fue Gerente de Todelar por casi 3 décadas, y de Caracol otras 2.

Doctor Javier así lo llamo porque recién egresado de la facultad de Administración de Empresas me citó a su oficina para que definiera si optaba por mi carrera o si quería ser periodista para darme puesto, y ni se imaginan el susto y respeto ante tan ilustre dignidad.

Acepté, y después de 2 años a su lado me fui a Caracol, y luego nos reencontramos cuando lo nombraron Gerente de esa casa radial, a donde, y como por arte de magia trasladó intacta la sintonía que por 26 años lo acompañó en Todelar.

Por eso recuerdo una frase de César Augusto Londoño cuando me ofreció trabajo en Bogotá señalando que no lo pensara dos veces porque mientras Javier Giraldo Neira estuviera vivo, a nadie más iban a escuchar en Manizales.

Se va dejando un legado. Gracias Maestro, que sean muchos veranos más en su vida, descanse que se lo merece, su obra será recordada por todos, y en especial por quienes nos consideramos sus alumnos, con la seguridad de que quedamos huérfanos en Palogrande.

P.D. Javier fue también eximio polemista. Inolvidables sus agarrones con Álex Gorayeb, o el palo que les dio a los de la Escuela de Estudiantes en el Gran Debate de Todelar, lo que más adelante, y frente a otros personajes repitió en la Polémica Nacional del Fútbol.

Hasta la próxima...

macotal@yahoo.com

Twitter: @macotal

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Se va dejando un legado. Gracias Maestro, que sean muchos veranos más en su vida, descanse que se lo merece.