Mario César Otálvaro

LA PATRIA | Bogotá

Extraño, insólito y doloroso resultó el cierre de campaña del Once Caldas con la eliminación en tiempo de adición ante un Tolima que marcó 2 goles en apenas 3 minutos, justo al rato de la expulsión de Salazar.

Hechos que quedan en la historia negra del club, como aquella vez cuando un penalti cobrado por Alexis Henríquez devuelto por el palo, lo apeó de la competencia contra Millonarios bajo este mismo sistema de torneo (Liga 2011-I).

O al semestre siguiente, cuando Juan Carlos Osorio se fue al Puebla de México dejando el equipo en manos de Pompilio Páez, quien lo estrelló en la doble jornada por el título que se perdió en Palogrande por cobros directos.

El Once Caldas ganaba la primera final 0-2 en Barranquilla, y al ‘genial técnico’ le dio por sacar a Harrison Henao por Pepe Moreno, cambio que rectificó un cuarto de hora después, y Junior volteó 3-2 llegando con ventaja a Manizales donde cocinó la victoria.

Recuerdos imborrables, fijados de tal forma en la mente del aficionado que en las conversaciones es común recurrir a ellos, y que se equiparan con esos momentos de gloria impregnados por siempre y motivo de orgullo en cualquier esquina de barrio.

En ese capítulo triste también cabe el 3-3 con Equidad luego de caer 1-0 en Techo por la Copa Colombia 2008 cuando Alexis García le ganó el pulso a Jorge Luis Bernal, y dejó ese sinsabor en una tribuna casi llena en el Palogrande.

Todo para el anecdotario, sin restar los resultados ahora, con cuartos en liga y semifinal en copa, con los que se superó el presupuesto más optimista conforme a la discreta conformación de nómina, punto crítico durante la temporada.

El técnico Torrente pasó el examen con nota alta porque el Once Caldas fue más colectivo que individual, con un trabajo en defensa impecable, supliendo vacíos en el medio con remiendos que le salieron, y encontrando gol sin tener goleadores.

Las cifras lo respaldan con un rendimiento cercano al 60% producto de 10 victorias, 7 empates y 5 derrotas, con diferencia increíble positiva de 10, larga racha sin perder, triunfos sobre Nacional y Equidad por fuera, y un acentuado liderazgo sobre el grupo.

Dio chance a jugadores de la tierra, consolidó a Lopera, montó una estupenda pareja de centrales, ubicó a Hárrison, actuó con 11 titulares sin variantes porque en el banco no había soluciones, y controló la disciplina, más allá de los extravíos de Arango.

Su continuidad es prenda de garantía y habrá que verlo en la nueva faceta con refuerzos, solicitudes que debe hacer sobre fichas puestas porque ya conoce el medio, y para que no lo engañen, pero no hay duda que es un entrenador con carácter, conocimiento y mando.

La tarea es para quienes asesoran a Jaime Pineda, a quien deben convencer de la urgencia de un plantel competitivo, sin tanta complacencia ni agachando la cabeza, y sobre bases reales, ciertas y confiables pues son de dominio público las necesidades inmediatas.

Cualquier desprevenido apuntaría a la consecución de dos delanteros, dos volantes y un lateral izquierdo, con el agregado de que ninguno de los que vuelven porque tienen contrato con el club y estaban prestados, debe ser siquiera considerado.

Ahí tiene que aparecer la sagacidad y habilidad de los directivos para intentar canjes, so pena de tener que aguantar un lucro cesante, y en el entendido de que pueden ser el principio, con buen ojo y astucia, para el armado del nuevo tendido.

P.D. Sobre una supuesta venta del Once Caldas, dicen que siempre lo está, pues al fin y al cabo es empresa de un hombre de negocios, pero ni hay interesados, ni es la idea de momento, y por el contrario ya se avanza hacia 2016 sobre las ruedas de Kenworth de la Montaña.

Hasta la próxima…

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