Óscar Dominguez


En vísperas de su octogésimo cumpleaños, el papa Francisco hizo su primer milagro en vida: logró que dos enemigos íntimos, el presidente Santos y su antecesor, Álvaro Uribe, se sentaran, aconductados, ante su pontificia presencia. El segundo milagro fue evitar que las partes se dieran en la jeta.
Pena me da con Su Santidad, como le dice el senador Uribe, pero estaba mal informado. El alto heliotropo vaticano que suplantó al Espíritu Santo ignoraba que los dos más grandes egos de la parroquia son furiosos antípodas en asuntos de paz. Ese alto consejero a lo mejor ya pasó por su liquidación.
El episodio nos permitió saber que también Uribe Vélez tiene su espíritu santo… de tacón bajito: su esposa, la antropóloga Lina Moreno.
Por María Isabel Rueda, en la “W Julito, no me cuelgue”, supimos que tan pronto lo invitaron, el diestro chalán del Ubérrimo llamó a doña Lina, su freno de mano, para pedirle luces.
Su entera naranja le ordenó abordar el primer avión, empacar una muda de ropa, una medallita y partir. Papas no invitan todos los días.
Y como donde manda capitana obedece marinero, el mandamás del Centro Democrático dejó la silla vacía en el congreso y atravesó el charco. Del avión se encargó el empresario Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Con jet lag (= descompensación horaria) encima, Uribe se apareció en los salones vaticanos. Pero ni así bajó la guardia. Otro milagro para la cuenta del futuro santo argentino, el Che Francisco.
De mostrarle los recovecos vaticanos a Uribe se encargó César Mauricio Velásquez, su exjefe de prensa y exembajador, a quien no habíamos vuelto a ver. Cuarto milagro del papa: visibilizar a César.
Como no todo ha subido en tiempos del santoral, es casi seguro que Uribe pase este jueves 28 del despacho papal en Ciudad del Vaticano a la finca del político liberal Pablo Arango en el oriente antioqueño.
Uribe es prologuista de “Vuelo solo”, el último libro de Arango, a quien llama “noble amigo”. Desde hace 30 años, el día de inocentes, Arango atiende a sus cómplices en su refugio campestre. En su libro anecdótico, Pablo se tira en más de una biografía masculina… y en no pocas femeninas.
“Yo, de pocas fiestas, mantengo en el calendario el compromiso del 28 de diciembre”, escribió en su prólogo el padre del dueto Tomás-Jerónimo.
Los cacaos uribistas se pelean invitación para escuchar de primera mano intimidades de la cháchara con el papa.
En su libro, dedicado al recientemente liberado Luis Alfredo Ramos, principal invitado a la inocente velada de Arango, antiguo inquilino de El Huevo, un exótico sector del centro de Medellín, revela una anécdota que nos ilustra sobre el estilo de la exprimera dama de Colombia, doña Lina, quien le confesó: “Me encanta que me tengan mucho miedo, hasta el perro”.
El prólogo del tuitero mayor, Álvaro Uribe, termina con este tierno trino: “Jóvenes políticos: cuando se actúa con amor todo lo demás resulta bien”.
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