Óscar Dominguez


A quienes “acaban de llegar a nuestra sintonía” les recuerdo que desde hace varios años vengo publicando en esta columna anécdotas en las que los protagonistas son los niños. Las historias, todas verdades de carne y hueso, son facilitadas generalmente por familiares o amigos de los bajitos. Primera tanda del 2017:
Reacción de Manuela, 5 años, cuando su padre fue a despertarla para ir al colegio: "Papi, tengo sueño. Dormí despierta toda la noche".
Martín, 4 años, se metió a la tina donde acababan de bañar a su hermanita, recién nacida. La mamá le preguntó qué estaba haciendo y él le dijo: “Estoy buscando el pipí de Susana”.
Mi primo Ramiro, un niño de 5 años, le puso flores al diablo en un rincón de su casa para que no lo vaya a quemar mucho en el infierno (En Don Mirócletes, de Fernando González).
En su autobiografía, Groucho Marx cuenta que su hijo Arthur, cuando tenía diez años, se empeñó en que su taita le regalara una escopeta de balines. Poniendo cara de taita Groucho le notificó:
- Mira, hijo, mientras yo sea quien mande en esta casa, no tendrás esa escopeta.
- Papá, si consigo la escopeta, ya no mandarás en esta casa.
Cristóbal, 5 años, al ver las formas caprichosas de las nubes: “Abuelito, mirá pa'rriba que Dios está jugando a los carritos”.
Tomás, 6 años: “Mami, el Niño Jesús no me entendió la letra. Le pedí una bicicleta y me trajo una patineta”.
Jerónimo le explica a Antonio, su gemelo (6 años), que la luna es el ojo del cielo. Antonio dice que no, porque todo el mundo tiene dos ojos. Jerónimo agrega: “El cielo tenía dos ojos pero el diablo le sacó uno de una pedrada”.
“Cuando era niño solía pedirle a Dios que no me dejara ser más alto que mi papá”. (Ricardo Silva).
La mamá habla con su hija Abril:
- Hija, ¿cómo vas con tus amigos?
- Bien, tengo muchos amigos.
- ¿Y cómo se llama tu amiguito?
- ¿Cuál? ¡Tengo dos novios!
- ¿Dos? ¿Cómo así?
- Sí, Legorio (Gregorio) y Samuel.
- ¿Y por qué dos?
- Cuando peleo con uno me voy pa donde otro, cuando peleo con otro me voy pa donde el otro...
Cuando murió su gato, Marcela, 5 años, le dijo a la mamá: “Llama al abuelito para que lo reciba en el cielo y recuérdale que no le gusta el cuido”.
Juan Camilo, 6 años, asegura que hay un cielo para los perros y que el dios es un pitbull muy bravo.
Matías, de 7 años, fue sorprendido por su mamá con el reloj desbaratado y todas las piezas desperdigadas. Al preguntarle qué había pasado, respondió:
“Lo desbaraté para buscarle el oro, porque tú me enseñaste ayer que el tiempo es oro”.
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