John Harold Giraldo Herrera


John.giraldo.herrera@gmail.com
“Las heridas olvidadas nunca sanan. Así que filmo para sanarlas. Sé que pueden tocar en mi puerta en cualquier momento. Pero seguiré filmando. Me ayuda a enfrentar mi propia vida y a sobrevivir”.
Emad
La idea clásica de un documental ha variado. Los formatos se adaptan más al hecho de contar una historia que al de narrar una realidad y documentarla. Se valen de las historias para dar cuenta de la realidad. Con las historias se emprende la maratónica labor de relatar, de ofrecer un contexto y visibilizar situaciones acontecidas, mediatizar poblaciones, temáticas y todo aquello que el documental permite.
Cuando la nominaron a los Óscar llamó mi atención 5 cámaras rotas. Sin esa mención, seguro desconocería el rumbo y las genialidades de estas 5 cámaras destruidas por el ejército-colono israelí. De lo ocurrido al pueblo Palestino conocemos los irrisorios fragmentos de noticias que no nos dejan comprender lo que allí ocurre. Pero cuando un nativo, desde adentro, nos deja husmear desde sus ojos los hechos, sabemos qué es el terrorismo y cuáles las formas para llevarlo a cabo.
Las cámaras de los palestinos se han convertido en un arma poderosa: la de sanar. La de abrir las fronteras de sus sucesos y globalizarse, de impedir la crueldad y la decisiva campaña de desterritorialización del estado israelí hacia sus vecinos. Las cámaras se volvieron ojos ciudadanos, registran la tortura, la opresión, el maltrato, la burla, el saqueo sanguinario e indignante. Muchas organizaciones entregan cámaras y el resultado es que en redes sociales, y en internet hay muchos vejámenes de los israelíes sionistas hacia los palestinos.
5 cámaras rotas tiene la poderosa convicción de filmar para sanar. En un territorio donde la violencia parece enquistada y los actos de bondad son como escurridizos, ya que la venganza se apodera de los habitantes, asumir el filmar es valeroso, al poner en juego la vida, y simbólico, por sus múltiples connotaciones. Emad, joven agricultor, compró su cámara y se idea que lo que pasa con su pueblo debe filmarlo, no para generar odio, tampoco para hacer un panfleto, tampoco parece tener objetivos o intenciones muy definidas, salvo la convicción de dejar para la posteridad su historia; aunque su forma de vida es cruel y la de los palestinos, puede algún día sanar. Le entrega a su hijo Gibreel una antorcha para que no se apague: la de sus recuerdos.
Explorar su vida como algo autobiográfico, paso a paso cuenta su vocación de documentalista y nos deja entrar en su vida íntima (al reconocer sus hijos, su esposa) y en el territorio: Bil'in, en Cisjordania. Vemos una mezcla de esperanza y dolor, de miedos y sueños. Emad combina su vida familiar, la personal, con la de Bil'in, donde llegan las retroexcavadoras israelíes a expropiar lo que les pertenece a los palestinos, mientras van quedando confinados en su propia tierra; sin embargo, no toman las armas, el pueblo resiste pacífico y Emad filma sin cesar: 5 años, 5 cámaras son rotas; mantiene la capacidad de no doblegarse, y la necesidad de proteger los recuerdos. Obtenemos un documento vivo, dinámico, con una forma de contar tan impresionante que no queda más que indignarse. Eso sí, es sutil pese a lo perverso y duro de la realidad.
Las tragedias no paran, tampoco el espíritu de los palestinos y menos el de Emad. La lucha les otorga fuerzas, la cámara perpetúa la historia, nos deja ver sus costumbres y es un ojo y testimonio para ubicar a los terroristas. Ver este emotivo y necesario documental me permite reconocer una función de los medios: la de sanar. Pese a la sangre corriendo, a los caídos, a la tortura, al dolor, el documental apuesta por la vida, por la necesidad del re-encuentro y los sueños. Las 5 cámaras fueron quebrantadas, no filmaron todo lo que debieron, pero nos dejaron los recuerdos protegidos para volverlos memoria. La estrategia funciona, el documental es ahora una forma de contar historias.
* Docente universitario y periodista.
Ficha técnica
Año, país, duración: 2011, Territorios palestinos, 90 minutos.
Director: Emad Burnad, Guy Davidi.
Guión: Guy Davidi.
Música: Adnan Joubran, Wissam Joubran, Samir Jubran, Ofer Peled
Fotografía: Emad Burnad
Productora: Coproducción Territorios Palestinos-Israel-Francia
Género: Documental- Conflicto árabe-israelí
Premios 2012: Nominada al Óscar a Mejor largometraje documental. Sundance: Mejor director en documental internacional.
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