Andrés Hurtado


El baile en círculo del que hablábamos en el artículo anterior me recordó inmediatamente, -era imposible no hacerlo- el baile de la sardana en Cataluña y Andorra. Todos los domingos a medio día en los pueblos de Cataluña, empezando por su capital, Barcelona, se reúnen entusiastas ciudadanos que cogidos de la mano y formando un círculo cuyo diámetro depende de la cantidad de participantes, ejecutan el baile. Los turistas y curiosos se pueden juntar a la danza. La sardana es un baile que respira todo el nacionalismo catalán y es patrimonio cultural de ellos.
Respecto a sus orígenes varios investigadores lo hacen descender de las danzas de los griegos en la guerra de Troya y de pueblos de Anatolia. De todos modos la homérica contienda se desarrolló en territorio de la península de Anadolu (Anatolia), hoy Turquía.
En Calgary, un colombiano, ejecutivo bancario, barranquillero él, Eric Altamar, nos alojó en su casa y Jorge Torres, colombiano, estudiante universitario y que trabaja en una tienda (almacén como decimos nosotros) de artículos relacionados con el Camino de Santiago, fue compañero en las excursiones a las montañas. El hecho de existir una tienda dedicada al Camino de Santiago en Toronto, donde vive Jorge, me llamó la atención. ¿Qué tiene que ver este almacén con la peregrinación compostelana, estando ambos tan lejos y en distintos continentes?
La verdad, me decía Jorge, es que hay mucho interés en esta región del Canadá por hacer el Camino de Santiago y por eso existe la tienda dedicada a vender todo lo necesario para ello y para dar información al respecto. El Camino se recorre preferentemente a pie, y también en bicicleta. Yo estudié mi doctorado en Madrid, fui varias veces a Santiago de Compostela y a las ciudades y pueblos del recorrido, pero nunca lo hice. Es una deuda que tengo conmigo.
El respeto a los animales en Canadá es notable, circunstancia que comparte con los países más adelantados del planeta. En las autopistas que cruzan Parques Nacionales Naturales o áreas donde hay fauna salvaje, se han construido puentes sobre las vías para que los animales pasen de un lado a otro por encima. Este paso es una extensión del bosque porque está cubierto de vegetación. Circulamos todos los días de mi estancia en las dos provincias occidentales del país, las de Alberta y British Columbia, por las autopistas provistas de estos puentes. Yo esperaba tener la suerte de ver pasar por encima algún oso o un alce. No la tuve. Además de los puentes hay decenas de túneles bajo las carreteras para el mismo fin. Pero si no pude ver animales pasando por encima de las vías, sí los vi y muy cerca al lado de ellas o adentrándome un poco en los bosques. Amante como soy de flora y fauna hasta el punto de haber dedicado mi vida a su conservación, estos momentos de “encuentros cercanos de primer tipo” figuran entre los más bellos recuerdos de mi visita al Canadá. El animal que más desean ver los viajeros en Canadá es el oso. Las recomendaciones, repetidas hasta la saciedad, que dan tanto el gobierno como los funcionarios de los Parques Naturales es no acercarse a los osos porque son potencialmente peligrosos. Dicho de otra manera, son
peligrosos.
Nosotros tuvimos unos 10 encuentros con osos, con los negros y con los grises. Estos últimos son los más peligrosos y son los llamados grizzlies (¿grizzlys?) que son una subespecie del oso pardo. Su solo nombre científico ya habla de su peligrosidad: “Ursusarctos horribilis”.
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