Andrés Hurtado

Estábamos en Shimla, la ciudad colgada de los cielos. Los ingenieros debieron hacer prodigios para subir el agua a las colinas. El río más cercano, de nombre Sutlej, se encuentra a 21 kilómetros de distancia y es afluente del Yamuna, el mismo que pasa por detrás del Taj Mahal. Se dice que la región se encuentra en zona de alto riesgo de terremotos, pero allí todo mundo vive feliz y nadie recuerda una tragedia. Yo tampoco me preocupaba. De esta región son famosas las manzanas y la gente vive de la agricultura que practican en los valles y del turismo. Sabido es que la India es potencia mundial en tecnología y computadores. Aquí en Shimla esta rama de la industria está muy desarrollada.
Subimos al Jhako Hill, la más alta colina. La ciudad tiene muchos y muy bellos templos y en esta colina se encuentra uno de los más importantes. Es el templo y monumento a Lord Hanuman. Es el dios mono, uno de los principales dioses del panteón hinduista, y además muy querido. En casi todas las instalaciones oficiales se encuentra su pintura o imagen, incluso en cuarteles de la policía y del ejército. Se considera a Hanuman como una de las manifestaciones del dios Shiva. Recordemos que la trinidad hindú está compuesta por Brama, Vishnú y Shiva. Al llegar a la entrada del templo e iniciar la subida a los escalones lo primero que me dijo el guía fue que tuviera cuidado con mis gafas, pues los monos traviesos se las suelen quitar a los visitantes o devotos, y allí se arma el problema porque se las suben a los árboles y juegan con ellas o las desbaratan. Hay muchos monos merodeando en las afueras de la estatua y del templo. Un señor tiene su negocio de alquiler de palos del tamaño de un metro y los visitantes los consiguen por 10 rupias, para asustar a los monos e impedir el "gaficidio".
Hanuman es el amigo y fiel compañero de Rama tal como lo leemos en el poema Ramayana. Rama es uno de los10 avatares o reencarnaciones de Vishnú. En el Ramayana leemos que Hanuman ayudó a Rama a derrotar a Ravana y a su malvado ejército, y además le ayudó a encontrar a Sita, su esposa, que fue secuestrada. Con mi palo en la mano y la cámara en la otra, ningún mono se atrevió a acercarse. Me cuidé, eso sí, de no mostrar actitud de agresión, simplemente lo llevaba en la mano, porque sé que los hindúes los veneran. Seguramente los monos, que bobos no son, pícaros sí, ya saben que cuando ven a un hombre con un palo en la mano es mejor mantenerse a prudente distancia. ¿Hablé de la estatua? Sí, en la cima de la colina al lado del templo hay una estatua gigantesca del dios Hanuman, dicen que la más alta del mundo. Tiene 36 metros de altura, toda ella en cemento y pintada de amarillo. Los rasgos de la cara, de los dedos, todo ha sido hecho con finura en los detalles, vamos, que la estatua es bella. Alrededor de ella los monos juegan y corren porque saben que están en su casa y porque nadie los molesta, al contrario, todos los miman.
Hanuman es un dios dotado de gran fuerza e inteligencia y siempre aparece con actitud humilde. Cuentan que una vez saltó hasta el sol porque lo confundió con una fruta. Al templo, desde luego, no me permitieron entrar por no ser yo hindú, pero me distraje más de una hora mirando y fotografiando a un grupo de monos que hacían monerías detrás de la estatua.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015