Estábamos viendo las diferencias entre Bután y otro país "de cuyo nombre no quiero acordarme". Allá el respeto a los maestros es total. Son reverenciados. En el país de marras antes se los respetaba y ahora son incluso insultados por los padres y alumnos. Y los periodistas de este país, contribuyen a esta falta de respeto. Se podría decir que algunos son felices "rajando" de los maestros, sobre todo los periodistas de la radio. Sé que exagero en esta afirmación. Dije exagero, lo que quiere decir que en la afirmación hay parte de verdad.
Cuando una sociedad pierde el respeto a las madres, a la mujer en general y a los maestros, quiere decir que es de pronóstico reservado. En las calles de allá los carros apenas pitan. Vi un pequeño trancón y lo pude comprobar. En el otro país los conductores se pegan del pito, creen que pitando desesperados el carro de adelante se va a mover más rápido y sucede que el de adelante se "m.p.t." y con más veras va despacio o no se mueve. Ya dijimos que allá no existe el fútbol. No quiero imaginarme a los monjes agarrados por un equipo, agrediéndose e incluso asesinándose, como ocurre a veces en el otro país.
En el país de la felicidad no hay cazadores, el respeto a la naturaleza es total. No quiero hablar de los destrozos que los otros ciudadanos hacen al país y la falsía de sus gobernantes que aseguran olímpicamente que para ellos el medio ambiente es prioritario. No vi en Bután a nadie con fierros y alambres en la boca ni con aretes en orejas, narices y lengua y otras partes que desde luego no se ven. Esta fábrica y comercialización de alambres es común en el país de marras. En el reino de la felicidad, como es de esperarse, no hay mendigos. En el otro país son paisaje común en las ciudades y suelen concentrarse en algunos barrios. En el país del Himalaya en muchísimas paredes se ven pintados falos de todos los tamaños, algunos muy adornados y los ciudadanos miran el sexo sin rubor, sin escándalo, sin malicia. En el país andino esta costumbre de pintar falos no existe y gracias a Dios porque si no, quién aguantaría los chistes ordinarios y la falta de respeto por una actividad humana normal que exige el máximo respeto. La diferencia fundamental entre ambos países es que allá el propósito explícito del gobierno es la felicidad de los ciudadanos. En el otro país, parece que fuera joder al pobre colombiano con impuestos, con peajes verdaderamente ladrones, con corrupción y con la supervivencia de una clase política podrida y sin esperanzas de cambio. Por último en el maravilloso y pacífico reino del Himalaya no están llevando a cabo conversaciones de paz, porque viven en paz. Esta son Madaw Chungkuchi, algunas pequeñas diferencias.
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