Acabamos de obtener el 3er lugar en el índice departamental de competitividad que miden anualmente, el Consejo Privado de Competitividad y el Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas de la Universidad del Rosario. Esta medición se realiza sobre la base de 10 pilares: instituciones, infraestructura, tamaño del mercado, educación básica y media, salud, medio ambiente, educación superior y capacitación, eficiencia de los mercados, sofisticación y diversificación e innovación y dinámica empresarial. Según este informe, Bogotá es la región más competitiva del país con un puntaje de 7,82 sobre 10, el segundo lugar es para Antioquia con un puntaje de 5,94 y el tercer lugar es para Caldas, con un puntaje de 5,77, lo que representa un avance con respecto al 4° lugar obtenido en esta medición en 2013.

Los temas en los cuales Caldas obtuvo los primeros lugares son: Seguridad, justicia y transparencia en el pilar institucional; servicios públicos en el tema de infraestructura; disposición de residuos sólidos y gestión de riesgos en materia ambiental; calidad de la educación superior con el primer lugar y cobertura con el cuarto; segundo puesto en investigación y cuarto puesto en CTI. Sin embargo, es importante revisar en qué temas no nos fue tan bien y deberíamos hacer un esfuerzo para mejorar: Tamaño del mercado -puesto 12-, educación básica y media -puesto 11-, sofisticación y diversificación económica -puesto 9- bilingüismo -puesto 9- y salud -puesto 7-.

Podría decirse que son más los temas positivos que los negativos y eso sería una interpretación totalmente válida; sin embargo, mirarse con un lente tan positivo tal vez no sea el mejor camino si se está hablando de aprendizaje, mejoramiento y sobre todo de competitividad y calidad de vida. Lo primero, sería poner en perspectiva el resultado, para reconocer que 5,77 sobre 10 no es tan buena calificación y más bien debería retarnos a identificar dónde están nuestras mayores dificultades y dónde necesitamos hacer los esfuerzos para superarlas. No me cabe ninguna duda que la educación es un elemento fundamental para el desarrollo de una sociedad y al parecer, nosotros estamos ‘medio rajados’ en educación básica y media, con el puesto 11; en esta categoría los departamentos líderes son Boyacá, Santander y Meta. Un siguiente tema que debería mirarse es el puesto 9 obtenido en el tema de sofisticación y diversificación de la economía; los primeros lugares son para Atlántico, Valle del Cauca y Bogotá. Las otras dos señales de alarma, según este índice de competitividad, estarían en el dominio de una segunda lengua y en salud, con los puestos 9 y 7 respectivamente.

Estos resultados me despiertan algunas inquietudes con respecto a las condiciones que los generan, tanto en los más como en los menos positivos ¿Qué estamos haciendo bien en unos y qué estamos haciendo menos bien en los otros? ¿Cuáles son esas mejores prácticas que deberían extenderse a otros temas del desarrollo en el Departamento? ¿Cuáles son las regiones que deberíamos mirar para aprender de ellas? Ahora bien, si usted está leyendo esta columna y piensa que esto no tiene nada que ver con usted y que éste es un tema del gobierno y los empresarios, quiero decirle que el desarrollo es un tema que nos toca a todos; en la forma como hacemos las cosas, en el compromiso que ponemos desde nuestro rol, en nuestra participación y colaboración en los procesos de comunidad, de ciudad y de región. El desempeño económico de un territorio no solo está asociado a temas de mercado y productividad empresarial, este es un asunto de capacidades técnicas y también de competencias relacionadas con el trabajo colaborativo, la innovación, la confianza y construcción de capital social que mencionaba en mi columna anterior, como los activos intangibles de una sociedad. Me gustaría dejarlo con la inquietud no solo de revisar el último informe completo de competitividad, sino de preguntarse qué tienen que ver estos resultados con usted desde el rol que desempeña.