¿Cómo se imagina la ciudad ideal para vivir? ¿Cree que podría ser Manizales? ¿Qué le gustaría que se mantuviera y qué cambios quisiera ver? Tal vez piense que no depende de usted, que su opinión no cuenta y que es una responsabilidad de los gobernantes y de la clase dirigente. Estoy convencida que quienes no hacemos parte de este grupo también tenemos la posibilidad de hacer algo para que las cosas sean diferentes o al menos podemos intentarlo. 
No me gusta quedarme quieta y una de las cosas que me cuesta aceptar es la indiferencia de aquellos que les da lo mismo si es blanco o negro o, peor aún, de los que se sientan a esperar qué son capaces de hacer los otros y se limitan a señalar los desaciertos. 
Es tiempo de elecciones y creo que es un excelente momento para hacernos cargo de lo que sucede en nuestra región y sobre todo de las posibilidades que se pueden abrir o cerrar, dependiendo de lo que hagamos los ciudadanos con nuestro voto. 
Hace cuatro años, en el proceso electoral para la alcaldía de Manizales, el total de votos fue de 151,183 sobre un potencial cercano a los 300.000 sufragantes; esto quiere decir que el 50% de quienes podían ejercer este derecho prefirieron no hacerlo. En los resultados de una encuesta del Centro Nacional de Consultoría, divulgada por CM& hace unos días, sobre la intención de voto en las principales capitales del país, en Manizales el 51% de los encuestados votaría por alguno de los candidatos y el 27% votaría en blanco. Me pregunto si el 22% que no responde pertenecerá al grupo de los que se quedan en la casa, o si terminaremos con un nivel de abstención similar al del año 2011. 
Seguramente todos los candidatos que hoy tenemos tienen puntos fuertes y débiles; no me interesa hablar de mis preferencias sobre partidos o candidatos, pero sí me gustaría invitarlo a reflexionar sobre la importancia de votar, de manera consciente, por una propuesta que vaya más allá de los intereses particulares de un candidato o un partido político; que tenga un planteamiento serio sobre el desarrollo de la región teniendo en cuenta los principales vacíos y brechas de hoy; pero también, la necesidad de avanzar hacia un propósito común, alguien con la capacidad de ejercer un liderazgo colectivo basado en la articulación institucional y la inclusión social, sin protagonismos individuales ni autoritarismos inútiles que solo contribuyen a ahondar las brechas. 
Votar a conciencia empieza por reconocer que mi voto sí hace la diferencia, que no da lo mismo quedarme en la casa el día de elecciones que salir a participar en el proceso democrático; que la calidad de un gobierno no solo depende de la capacidad individual de un gobernante, porque las ciudades y las regiones son territorios complejos donde hoy, más que nunca, se requiere la participación y la colaboración, para encontrar soluciones a los problemas sociales y sacar adelante proyectos de desarrollo enfocados en la construcción de futuro. 
Votar de manera responsable implica conocer las propuestas técnicas de los candidatos, sus planteamientos sobre temas clave en materia de desarrollo económico, político, social, infraestructura, etc.; pero también su forma de pensar y abordar las situaciones complejas en cuanto a pobreza, inequidad y exclusión; así como, educación, salud, recreación, cultura y deporte para toda la población, empezando por los niños y los jóvenes. 
La ciudad le apuesta a un modelo de desarrollo basado en conocimiento y eso no solo es un compromiso con la educación superior, la investigación, la innovación y el emprendimiento; hablar de desarrollo basado en conocimiento es hablar de calidad de vida con oportunidades para todos. Así que, quienes estén al frente de la ciudad y el departamento, en el próximo período, deberían estar dispuestos a comprometerse, no solo con los temas técnicos que están implícitos en este modelo, pero especialmente con los temas humanos, la educación y la problemática social de nuestra región. 
Elegir el mejor candidato es una responsabilidad suya y mía, no se quede pensando que su voto no cuenta, porque usted y yo sí podemos hacer la diferencia.