María Leonor Velásquez Arango


En una columna anterior decía que el emprendimiento es una forma de vivir y que una de las claves es atreverse, correr riesgos, retar sus propias creencias; esto es parte de un aprendizaje muy valioso que estoy recorriendo, con otro grupo de coaches, con el Excellence Research Institute de Madrid, de la mano de José Pedro García, un maestro excepcional en emprendimiento de alto impacto. Al inicio de esta formación se nos pidió ponernos en modo de juego, explorador y aventurero, para disfrutar el aprendizaje y mantener en alto la energía. Una de mis características es mi disciplina y disposición a seguir instrucciones, especialmente cuando estoy en un proceso de aprendizaje; me he pasado la vida aprendiendo y espero continuar haciéndolo, así que me tomé en serio la invitación y me puse, durante 5 días, en modo niña.
El modo niño(a) es pasarse la vida, jugando en serio, disfrutando y dejándose sorprender por las cosas nuevas, sintiendo el placer de gozar y celebrar, conectándose en cada momento, con lo que está pasando, diciendo lo que quiere decir sin darle muchas vueltas y sobre todo, sintiéndose liviano y contento solo por estar ahí; cada nuevo reto es una oportunidad para explorar y ver qué pasa. El experimento, que empezó como un pequeño juego ante la invitación de mi profesor, se convirtió en parte del taller y una propuesta interesante que podría llevarse a otros ambientes. La frase ‘Yupiiiiiii a jugar’, con la cual estuve divirtiéndome por todo el salón durante 5 días, quisiera proponerla como una manera de reconectarnos con algo que vamos perdiendo, a medida que nos volvemos adultos y que termina haciendo mucho daño, especialmente a los niños, a quienes les toca vivir en un mundo de adultos, en el cual se les atropella y desconocen sus derechos.
Me pregunto si la razón por la que no logramos avanzar en la solución de los conflictos personales, en la construcción de relaciones más sanas, en la generación de nuevas ideas, en la creación de una sociedad pacífica, etc., tiene que ver con nuestra forma de pensar como adultos, donde vamos perdiendo la capacidad de jugar, de disfrutar, de celebrar ¿Será que, nos hemos convertido en ese hombre de negocios serio que describe Antoine de Saint-Exupery en el Principito, que solo tiene tiempo para contar y buscar el resultado exacto? Cuando nos volvemos tan estrictos con nosotros y con el resto del mundo se cierran posibilidades, nuestro entorno y el planeta se vuelven grises y aburridos, por no decir, peligrosos.
Alguien podría decir que, mi propuesta suena bonita pero desconectada de la realidad, cuando tenemos tantos temas serios de los cuales necesitamos ocuparnos como avanzar hacia la paz, tener una educación de calidad, fortalecer la innovación para crear nuevos modelos de negocio y dinamizar la economía, entre otros. Qué pasa si nos damos la oportunidad de explorar las soluciones desde un sitio totalmente diferente, no desde el conocimiento de los expertos, que por supuesto es muy valioso, pero con una actitud más abierta, creativa e incluyente. Tal vez sea hora de buscar soluciones menos complejas y más humanas para estas situaciones; la paz también es un tema de actitud y valoración del otro; la educación de calidad empieza por pensar en el niño como un ser autónomo y feliz; los ingredientes básicos para la innovación son la creatividad y el trabajo colaborativo o podríamos decirlo de otra manera ‘la capacidad de jugar con otros y disfrutar los descubrimientos’.
Lo invito a correr el riesgo de explorar su modo ‘Yupiiiii’, su capacidad de jugar, de aventurarse, de sonreír y celebrar, no solo cuando esté de fiesta, en sus espacios cotidianos de familia, estudio y trabajo. Traiga a la memoria una de esas primeras experiencias, por ejemplo cuando aprendió a montar en bicicleta, cuántas veces se cayó, cuántos pantalones se rompieron, cuántas peladuras en las rodillas y sin embargo, nos volvimos a montar en la bicicleta y lo disfrutamos como locos. Explorar, intentar una y otra vez, disfrutar y celebrar y también aguantarse uno que otro regaño sin derecho a replicar, más livianos y sobre todo más felices.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015