María Carolina Giraldo


Es posible que un alto número de personas de Caldas, Quindío y Risaralda que han tenido la oportunidad de viajar a otros departamentos o países han vivido la siguiente situación: al visitar una atracción natural, después de pagar la entrada, hacer el recorrido, tomarse la foto y postearla en las redes sociales, se hayan preguntado ¿pero sí en el Eje Cafetero hay escenarios naturales de igual o mayor belleza y diversidad por qué no los explotamos igual?
A esta misma conclusión ha llegado, de manera más técnica y objetiva, el estudio presentado por Proexport y el Ministerio de Industria Comercio y Turismo, "Diseño y estructuración de los productos turísticos del Paisaje Cultural Cafetero". Entre las cosas que valen la pena resaltar del documento se destaca que el nicho de mercado del turismo en la región no es familiar, ni de parque de diversiones, ni de turismo urbano. La familia colombiana visita una vez los parques del Quindío pero no repite la experiencia, ni la integra con los demás atractivos turísticos de la región. Por su parte, los turistas internacionales que visitan el Eje Cafetero lo hacen, mayoritariamente, como parte de un viaje extendido por Colombia y América Latina.
En ese sentido, el documento recomienda implementar una estrategia turística del Paisaje Cultural Cafetero mediante el diseño de circuitos y rutas de aventura que involucren la experiencia del café y el disfrute de actividades al aire libre que permitan descubrir nuevos paisajes y la riqueza natural de la zona. Es decir, incentivar el turismo rural. Se requiere pues, contar con paseos por nuestras montañas que se puedan hacer caminando, en bicicleta -que está tan de moda-, a caballo o en moto. Asimismo, incentivar y desarrollar otras actividades de aventura que se puedan complementar con los circuitos e integrar a la experiencia del cultivo y el procesamiento del café.
Así pues, la infraestructura más importante para desarrollar este tipo de turismo de nicho ya está montada, se tiene la belleza y la riqueza natural de nuestra región. A pesar de los problemas, todavía se conservan las fincas cafeteras, a las cuales habrá que apoyarlas con capacitación e incentivos para que la oferta de valor sobre la experiencia de café sea la adecuada para el turista internacional y para que las familias que hoy viven de esa explotación cafetera puedan conservarla sin tener que recurrir a otros cultivos. También es importante diseñar estrategias para la conversación de la arquitectura tradicional cafetera, puesto que su mantenimiento se ha vuelto muy oneroso para los dueños de las fincas, adicionalmente, hoy el mercado financiero no tiene productos para este tipo de actividades.
Con este contexto, la inversión para el sector turismo en los próximos años, así como las políticas públicas encaminadas a su mejoramiento debe enfocarse hacia la identificación de actores claves en esta cadena aventura, naturaleza y café, en su fortalecimiento para la prestación de servicios en esos sectores y en su encadenamiento y alianzas. Por su parte, capacitar a los operadores para que puedan transmitir a los turistas el valor real de la experiencia Eje Cafetero es una tarea fundamental que no puede desligarse de la necesidad de alcanzar niveles y coberturas más altas de bilingüismo
Tal vez lo más relevante del documento es que los retos del sector turismo en el Eje Cafetero no dependen de la construcción de un aeropuerto, de un parque o una carretera, sino de la habilidad para trabajar en equipo y del fortalecimiento de las capacidades existentes para la prestación de un servicio de alta calidad.
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