Mañana se celebra el Día de la Medicina en las Américas, para algunos Día del Médico y para otros Día Panamericano del Médico, instaurado hace 59 años, por la 14 Conferencia Sanitaria Panamericana, de la Oficina Sanitaria Panamericana, hoy conocida como Organización Panamericana de la Salud, en honor al investigador cubano Carlos Juan Finlay y Barrés, nacido el 3 de diciembre de 1833, quien descubrió la transmisión de la Fiebre Amarilla por el mosquito Aedes aegypti.

Oración

Gracias inmensas y sempiternas a mis padres por haberme dado vida,

por haber guiado mis pasos con amor y dedicación,

por haber facilitado y comprendido mis estudios médicos,

por el apoyo irrestricto a mi vida personal, familiar y médica,

y, sobre todo por las enseñanzas con sus ejemplos, durante mi formación.

Gracias a mis hermanos por haber compartido una niñez maravillosa,

por tenerme con afecto entre ellos y sus familias,

por considerar la hermandad como una aliada,

por dar y recibir consejos.

Gracias a mis amigos de siempre, por sus bondades sin fin,

por sus preocupaciones,

por ser eso: amigos.

Gracias a mis conocidos por sus deferencias.

Gracias, imperecederas a mis maestros de la primaria y el bachillerato por las fortalezas inculcadas.

Gracias ilimitadas a mis maestros de la universidad por la guía, la dedicación y la comprensión, a lo largo de las fases formativas y estrictamente académicas,

por la permanente disposición a hacer de mí siempre lo mejor.

Gracias a mis maestros de las especialidades por la paciencia y la exigencia enmarcada en humanismo, porque me brindaron su calidez y me evaluaron con estricta sujeción a la ética docente.

Gracias inconmensurables a mis superiores por la comprensión permanente y la disponibilidad de atender mis incertidumbres, por llegar a tenerme como sus compañeros con el respeto y consideración dignos del trato familiar.

Gracias a todos quienes han sido mis subalternos y han apoyado mis insinuaciones, por haber otorgado luces en las decisiones.

Gracias a todos quienes sin ocupar cargos de preeminencia, me han ayudado con desinterés en mis labores, por haber defendido sin claudicación mis gestiones, por haber encontrado afecto.

Gracias perennes a todos quienes han sido mis estudiantes,

por brindarme la posibilidad de compartir mis ideas,

por darme parte de su juventud,

por tener espacio para recibir mis conocimientos,

por tener interés y perseverancia para escuchar mis experiencias académicas y asistenciales,

por creer, analizar y exaltar mis vivencias.

Gracias perennes a mis pacientes, por haber creído en mí,

por haber comprendido y tolerado mis deficiencias,

por haber recibido sus gracias y sonrisas o su adustez, en medio del respeto,

por entender la misión del médico, lejos del poder omnímodo,

por encomendarme a sus divinidades.

Gracias a mis colegas antiguos o jóvenes por compartir conmigo,

por sus bondades incontables e interminables,

por el aprecio demostrado,

por tolerar mis errores,

por aceptar mis criterios o controvertirlos con franqueza,

por encomiar mis labores.

Gracias a mis asociados en las investigaciones por la deferencia en

compartir conmigo y yo con ellos, proyectos, trabajos y resultados,

por compartir honores.

Gracias a mis adjuntos por la cooperación indiscutible e imprescindible en las actividades editoriales académicas.

Gracias a todos quienes han hecho posible mi dedicación a las actividades relacionadas con la medicina, sin ellos no hubiera podido lograr lo alcanzado,

por ello, la contrición de corazón, el propósito de la enmienda o la satisfacción de obra en lo humanamente posible.

Gracias a todos los míos por sus desvelos

Gracias vida por dejarme ser médico.