Desde finales del año pasado hay varios hechos que comprometen a los colombianos. Todos han sido la causa de estudios y sobre todo de opiniones por doquier, unas serias y otras que son el producto de una mezcla de inconformidad rabiosa e inexactitud, que termina finalmente distrayendo de la esencia del tema. 
A estas alturas del calendario, los acontecimientos se van desdibujando en la memoria de los colombianos, como sucede con muchos hechos que entran en el olvido total, o por lo menos en la penumbra de la memoria, debidamente acondicionada a través de la vida para ignorar lo que no se debe desconocer. 
Esta conducta ha sido la causa de grandes errores que pretenden justificarse con disculpas y sustentaciones, pero los fundamentos para repetir y repetir acciones que no debieran jamás volver a suceder, al menos entre las mismas personas, son endebles. 
Con la venta de Isagén, definitivamente incomprensible e inconveniente para el ciudadano interesado en los asuntos del Estado, aunque hay millones de colombianos que los problemas de la Nación los tienen sin cuidado, porque el descrédito de los asuntos oficiales del país ha sido inculcado a través de no pocos años. Finalmente, las obras que se harán con la venta de esa empresa las pagarán los ciudadanos por intermedio de otros mecanismos. 
Lamentablemente las voces en contra de la venta de Isagén solo arreciaron con argumentos, unos válidos y otros no, muy cerca del día programado de la fallida subasta. Eso reveló de nuevo la falta de previsión de quienes deben asumir conductas férreas frente a hechos que tarde o temprano incidirán en la vida de los colombianos. El mañana ya no importa, lo mediático se ha tornado en conducta generalizada. 
La venta de Isagén debe traer a los caldenses el recuerdo de los hechos que terminaron con la pérdida lamentada de la Central Hidroeléctrica de Caldas. Ya es hora que la historia comience a revelar la verdad de lo sucedido. El desprestigio, inducido y exagerado se convirtió en un clamor fantasioso que propició la necesidad de la entrega de la Chec. Casi inmediatamente después se demostró la ligereza de la transferencia de la generadora eléctrica. Los acontecimientos posteriores han demostrado que se jugó con cartas marcadas. De otro lado, la universidad es un tema universal que interesa cada vez con mayor énfasis a la sociedad. En menos de 50 años la gente ha cambiado radicalmente su posición frente a las entidades que tienen bajo su responsabilidad una parte de la educación superior. Por ello, los presupuestos deficitarios; la financiación; la extensión; la regionalización; las relaciones con la misma sociedad; las matrículas; los ingresos a los programas, incluyendo los postgrados; la deserción; la cualificación docente y sus resultados reales; la investigación adecuada y la autonomía son cruciales, son temas de los cuales hay que ocuparse. 
Hay que pensar en Ciudad Universitaria o Campus universitario. Para algunos son términos sinónimos, pero existen diferencias que tienen que analizarse para que las gentes de Manizales decidan qué es lo fundamental y adecuado para que ello sea llevado a nivel de un Acuerdo del Concejo. 
Se publicó un listado con el nombre de las universidades y el número de estudiantes admitidos en cumplimiento de un programa de gobierno consistente en facilitar el ingreso universitario a estudiantes sobresalientes. 
Las nueve primeras instituciones son privadas y la décima es la Universidad Nacional de Colombia. Esto merece una profunda reflexión, partiendo de los motivos que han tenido los estudiantes, y posiblemente sus padres o consejeros, para seleccionar las entidades enunciadas y terminando con el impacto económico observado desde varios ángulos. La repartición de 879 mil millones de pesos provenientes del presupuesto de Renta para la Equidad, Cree, con destino a las instituciones públicas de educación superior, es un asunto que debe ser afrontado con seriedad por esas entidades. 
Sigue el proyecto del todo o nada para refrendar o negar las decisiones de La Habana. Frente a una margarita: Si, no, si, no. La sociedad tiene la obligación de ser crítica.