Jorge Raad


En un escándalo, se convirtió la noticia sobre la relación entre el consumo de carnes: roja y procesada y la génesis de cáncer colorectal. Los medios de comunicación masivos la difundieron con más o menos explicaciones y conclusiones erradas y apresuradas. Las sociedades comenzaron a adoptar decisiones, más por el miedo al tumor que por convicción.
La historia evidencia la vida de Homo sapiens sapiens, ligada al consumo de carne por milenios, salvo al inicio de su evolución cuando se alimentaba de plantas: raíces y posteriormente ingerir hojas y ramas de árboles y arbustos, que se encontraban en las cercanías de sus asentamientos o en sus trayectos de desplazamiento. Ello sin desconocer las comunidades caníbales de ayer y hoy.
Actualmente, cada día hay más adeptos a una dieta libre de carne roja, por razones disímiles. Ellos se alimentan con base en productos que les proporcionan nutrientes suficientes para conservar una vida sana. Algunos, con toda libertad, se eximen totalmente del consumo de productos o subproductos de origen animal.
Previamente, se ha reconocido como causa de cáncer de colon y recto: la vida sedentaria; el consumo de carne roja y procesada; bebidas alcohólicas; la obesidad y factores dependientes. De la misma amanera se ha encontrado que el ajo, la leche y el calcio probablemente protegen contra la neoplasia.
Científicos de diferentes países se reunieron con el fin de evaluar, de nuevo, el poder carcinógeno de la carne, lo que dio origen a un documento técnico, en impresión, emanado de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer, IARC, organismo de la Organización Mundial de la Salud, OMS.
Más de 800 estudios epidemiológicos fueron analizados, resultando datos complejos. En medicina todo son matices. Hallaron que la proporción de personas que consumían carne roja, en determinadas comunidades, oscilaba entre menos del 5% al 100%, y del 2% al 65% para las procesadas. Estos valores se complementaron con la información sobre los promedios diarios de consumo por persona que estuvieron entre 50 y 200 gramos, algunos 450. La cantidad y frecuencia con la cual se consume carne inciden en los efectos.
La asociación entre carnes y cáncer debe ser estudiada detenidamente debido a que las cifras presentadas no dan lugar a explicaciones simples.
El documento es nítido en informar que la evidencia es limitada, ello es fundamental, entre el consumo de carne y la capacidad de desarrollar cáncer colorectal. Así mismo, la demostración es insuficiente con animales de experimentación, lo que debe ser explicado. Sin embargo, se encontró una asociación positiva, que debe ser interpretada con cuidado, entre las carnes rojas y tumores malignos de próstata y páncreas, lo mismo que entre carnes procesadas y cáncer de estómago.
El mismo documento define los conceptos de carne roja y procesada. Músculos de mamíferos sin procesar procedentes de res, ternera, cerdo, caballo, cabra, cordero, bajo cualquier forma de corte o preservación, las cuales se consumen bajo distintas maneras de cocción. La procesada es aquella que se somete a salado, curación, fermentación, ahumado y otros procedimientos para mejorar el deleite y la conservación.
También por carne procesada puede entenderse como una mezcla de productos, vísceras e inclusive aves o la sangre. De la manera de cocer, ahumar o curar la carne, se pueden formar productos, nitrosos e hidrocarburos policíclicos, conocidos desde tiempo atrás como cancerígenos e inclusive en Colombia, se han hecho importantes investigaciones epidemiológicas, Pelayo Correa y su grupo de la Universidad del Valle.
La interpretación técnica de todo el estudio es un mandato y debe dilucidarse a la luz de los hechos, sobre todo al amparo de la salud pública.
Los conceptos de: Probable; evidencia; asociación positiva y limitada deben tener una adecuada interpretación sanitaria. Extrapolar cifras es un riesgo elevado. ¿Qué tan probable? ¿Qué tan evidente? ¿Qué tan limitado? No todos los que coman carne roja o procesada desarrollarán cáncer. Ni todos los que no coman, están exentos de cáncer. Hay que recordar la individualidad, bajo diferentes aspectos, del ser humano frente a los agresores. Finalmente, la formación del cáncer es un proceso complejo y largo.
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