España no es igual a Colombia. Una verdad que todavía para algunos no es advertida en toda su extensión. Ni lo podrán ser jamás aunque compartan genes, desde los siglos XV y XVI.

Son cientos las tradiciones, que aún con el paso del tiempo y las modificaciones de la modernidad, se conservan en Colombia. El idioma, la tauromaquia, la morcilla, son apenas ejemplos del común. Es necesario pensar y repensar, también a manera de ejercicio sencillo, en don Pablo Morillo, Juan Sámano, Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, para estar seguros de su bondad o maldad o ambas, más allá de las concepciones políticas, religiosas o de simple patrioterismo.

Sin embargo, los temas que se discuten actualmente en España son muy similares a los que en Colombia se han afrontado, con soluciones ya definidas o aún en el limbo. Así sucede en casi todos los países Iberoamericanos, en situaciones que comparten desde el Río Bravo hacia abajo.

Urgen por una reforma a la justicia procesal. Colombia tiene modernas normas procesales en este aspecto, pero la fallida reforma a la justicia debe encararse con contundencia para beneficio de los ciudadanos y borrar la incapacidad del gobierno y el Congreso que van a expirar, en obtener una norma urgida.

Apenas aquí se asoman a los copagos en salud. Una norma que debe ser eliminada en Colombia, porque las causas que han argumentado gobierno e instituciones privadas no tienen asidero en la equidad y en los derechos a obtener servicios asistenciales sin limitaciones.

El Partido Social Obrero Español, PSOE, ha entrado en una remoción de sus cuadros directivos y los candidatos, hasta ahora la mayoría jóvenes, para reemplazar al Secretario General, empiezan sus campañas que finalizarán en julio. De igual manera en Colombia deberá existir un realineamiento de los partidos ante los resultados electorales del domingo, cuando ya no hay que esperar hasta el próximo 7 de agosto para empezar a cumplir y exigir las promesas difundidas a los cuatro vientos.

Ahora, el triunfo avasallante de Holanda sobre España en Brasil ha pasado de una tristeza intensa de españoles a una esperanza arrasadora, con la frase de Sí se puede. Cualquier colombiano identificado recibe comentarios sobre el Giro y la victoria del sábado. El triunfo de la reelección le vale un comino al ciudadano del común, pero en algunos círculos el proceso de La Habana tiene detractores férreos y partidarios tenaces. Muchos de unos y otros, como en Colombia, no han entendido el proceso o no lo quieren entender.

Se ha buscado, y se ha logrado, una ley para blindar al rey Juan Carlos I, contra procesos civiles y penales. Existen en España 10.000 funcionarios blindados. En Colombia solo unos cuantos tienen protección legal por sus actos. ¿Y para qué ha valido la justicia contra aquellos millares que se han corrompido durante el ejercicio de sus funciones y andan por ahí como si nada hubiera ocurrido? No puede ser el tropicalismo, es la connivencia.

Con el acto que proclamará a Felipe VI como nuevo rey de España, se ha discutido si debe haber ceremonia católica o si por el contrario ello se eliminará, y lo último ha prevalecido. Con esto se vuelve a considerar el mandato constitucional de los estados laicos, de los cuales Colombia es un ejemplo en apariencia.

Se ha comentado de nuevo sobre los impuestos que deberían pagar por los bienes urbanos y rurales traducidos como templos, colegios, seminarios, cementerios y otras propiedades de las diferentes iglesias. Un tema delicado que debe ser observado a través de la Constitución y el Concordato para la Iglesia Católica.

Una entrevista dada por el papa Francisco fue transmitida el domingo y se refirió a la emancipación de territorios como en la Independencia de América y a aquellas separaciones como la que se insinúa en Cataluña. Sobre esto último dijo que cada caso debe ser estudiado con delicadeza por su naturaleza. ¡Y, en Colombia que pasará porque no todo depende de los diálogos de Cuba!

Zarautz, junio 16 del 2014.